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E n los últimos meses no hay programa televisivo, festival cultural, famoso con micrófono en boca... que no alce la voz para decir basta. Basta de maltrato, de desigualdades, de diferencias. Qué pena que a estas alturas de siglo tengamos que seguir gritando a pleno pulmón No. Cuando recuerdo mis primeras charlas con las mujeres de campo, de viña... revolotean en mi mente sus voces rotundas recordando su lucha por formar parte de un sector rudo y masculino. Sí, han pasado los años y ya, casi casi, no es noticia decir que una mujer es sumiller o que una mujer está entre las mejores catadoras de este país (no perdamos la mirada a Almudena Alberca) o que una mujer tuvo el acierto de inventar el famoso pupitre en el que aún se mecen las burbujas del champagne (olé, señora Ponsardin) o que una mujer haya dirigido el mejor diccionairo de uvas del mundo (Jancis Robinson)... Sin embargo, aquí estamos vociferando noes en un mundo que lucha por ser más igual. Por eso, este número de marzo, tan meloso de vino, guarda con orgullo las palabras de Rozalén, posiblemente una de las voces femeninas más comprometidas de la música española; de mi compañera y maestra Ana Lorente, siempre encontrando el término exacto para definir lo intangible; de nuestra nueva compañera Laura López Altares; las catas de Olga Fernández, Roberta Bruno y Nuria España, o la imagen de portada de nuestra ilustradora Victoria de Diego, los textos de Beatriz Chamel... Un mundo de mujer que convive en armonía con nuestro equipo de hombres de corazón de mujer.
