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Manuel María González Ángel fue la persona que decidió emprender a sus 23 años una vida dedicada al vino en Jerez. Quien más le apoyó e impulsó en esta aventura empresarial fue su tío materno José María Ángel y Vargas, el tío más famoso del mundo: el Tío Pepe.
Antonio Flores
Enólogo de la bodega, Antonio siempre dice que en González Byass hay tres importantes patrimonios: el documental, el embotellado y el que guarda las botas en bodega. Su conocimiento, experiencia y pasión lo convierten en el cuarto patrimonio de la casa jerezana.
AB
Estas iniciales corresponden a Andrés Botaina, propietario de una de las primeras viñas con las que Manuel María empezó a hacer vino. Un bonito homenaje al viticultor jerezano que entiende como nadie el secreto mejor guardado de la blanca albariza jerezana.
La vida del velo
El amontillado comienza su vida como fino y, cuando el velo de flor se va agotando a lo largo de los años, es la crianza oxidativa la que comienza a realizar su trabajo. El Amontillado AB tiene 12 años de envejecimiento. Aun así, se considera joven. Magia jerezana en estado puro.
El cariño que González Byass tiene al amontillado Viña AB ha motivado que haya protagonizado una de las aventuras más emocionantes que un vino puede realizar. En el proyecto de recuperación de los vinos de Ida y Vuelta, se embarcaron dos medias botas de este amontillado en el buque de la Armada Española Juan Sebastián Elcano en el 93º crucero de vuelta al mundo. La larga travesía convirtió a este vino en una joya única que ha pasado a llamarse Viña AB Estrella de los Mares.