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Las soleras de Barbadillo son almas concatenadas cuya arquitectura líquida es de una precisión y fragilidad extraordinarias. Cualidades que obligan al capataz a salvaguardar el equilibrio en el proceso de la saca. De esta manzanilla en rama estacional tan solo se elaboran 2.500 botellas y 100 mágnum. Cantidades muy concretas que no deben sobrepasarse incluso a pesar de la demanda del todopoderoso mercado, puesto que se comprometería la crianza de los amontillados de la casa.
1999
En la primavera de aquel año, Barbadillo sacó al mercado la primera Manzanilla Pasada en Rama Saca Estacional. Se eligieron botas de las bodegas Sevilla y El Potro. Una manzanilla pasada que ya flirteaba con el universo oxidativo y que, por ende, gozaba de una mayor estabilidad.
2023
Con la de invierno del pasado año se cumplen 25 años y 100 sacas. Es un número redondo, sí, pero es más importante celebrar la perpetuación de un estilo sometido a la bellísima y emocionante evolución de unas botas con vida propia que forman parte de una solera histórica.
La vida en rama
Hoy, la vida está llena de filtros que desvirtúan la realidad, llevándose por delante la autenticidad del momento. La idea de crear una manzanilla en rama estacional perseguía inmortalizar sin filtros ese momento en bodega: las diferentes edades del velo a lo largo del año.
Esencia biológica
La Saca, como cariñosamente se conoce, es una hermosa reivindicación de la crianza biológica como de proceso de afinado. Conceptualmente nos encontramos con lo que para Barbadillo es la máxima expresión del límite de una manazanilla con marcada identidad biológica.