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Si hay alguien en Rioja con una especial sensibilidad para interpretar añadas y viñas a través del universal estilo riojano, ese es Julio Sáenz. El enólogo de La Rioja Alta, S.A. es un excepcional maestro seleccionando las uvas adecuadas para cada uno de los vinos que se trae entre manos y dotarlo de personalidad única en bodega a través del tiempo en crianza, los tradicionales trasiegos y, cómo no, de una intuición innata. Así es como Viña Arana ha llegado a la cúspide de la elegancia riojana.
1974
El 8 de marzo de aquel año se registró una de las marcas de La Rioja Alta, S.A. que más paladares ha cautivado con su estilo en los primeros 50 años de vida. Su estreno se materializó con la añada 1969, sustituyendo desde el principio la célebre mención "sexto año".
2016
Añada muy adecuada para celebrar este medio siglo de vida por cómo expresa su personalidad a través de la Tempranillo (95%) de Rodezno y la Graciano (5%) de Fuenmayor. Evocador estilo que nace en la viña y se desarrolla en bodega con acertada y singular maestría.
De inicio, crianza
Aunque desde la cosecha 2012 acompaña en su categoría de Gran Reserva a los grandes iconos de la bodega, 890 y 904, nació como Crianza puesto que por aquellas fechas, tanto la categoría de Reserva (que adquirió por primera vez en 1979) como la de Gran Reserva no existían.
Textura única
Con razón se glosan multitud de virtudes en forma de frescura y fina expresión riojana, pero lo que más me fascina es su textura. La amabilidad, armonía y carácter que gobiernan en boca nacen del preciso balance de su estructura, haciéndolo verdaderamente grande.