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Un spa de vino, un precioso hotel entre viñas, una cata personalizada, un restaurante con estrella Michelin –Taller Arzuaga–, un apoteósico lechazo, la mayor extensión de viñedos propios de la zona, un paseo entre jabatos y cervatillos, una mística encina de mil años... ¡y qué vinos! Bodegas Arzuaga es un boscoso sueño hedonista que ofrece algunas de las experiencias enoturísticas más jugosas de la Milla de Oro de la Ribera del Duero (y probablemente del país). El aroma genuino que desprenden todas ellas alcanza su cénit en la propuesta gastronómica de Taller Arzuaga, que desde el año pasado cuenta con un huerto ecológico en el que se cultivan todo tipo de hortalizas y plantas aromáticas, protagonistas de su cocina de kilómetro cero junto a la caza de la finca La Planta o sus aceites de oliva virgen extra. Este producto gourmet es uno de los mayores tesoros de Arzuaga, y nace en el corazón de los Montes de Toledo: "En la finca Los Olivos tenemos más de 150 hectáreas y de 7.500 olivos. ¿Qué nos diferencia de otros productores? El mimo que le damos al olivo. Tanto lo mimamos que somos ecológicos". Además, el proceso de elaboración de sus dos variedades de aceite –Arbequina y Cornicabra– es muy peculiar: varean como se hacía antiguamente, a mano, porque según explican así el olivo no sufre y no hay margen de error. Como curiosidad, nos cuentan que se puede saber si la recogida de las aceitunas se hace en octubre, noviembre o diciembre en función del sabor del aceite: "Los de octubre se destinan principalmente para primeros platos y tienen sabores muy salinos; los de noviembre son más dulces, ideales para segundos platos, y los de diciembre tienen aromas a panel recién recolectado".
