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La atractiva diversidad que reina en las tierras de Jumilla inspira y mueve a la familia Pacheco, que desde Viña Elena pone en valor su territorio a través de un proyecto enoturístico único, tributo "a los viticultores que cuidan de estos viejos viñedos con emoción y sentimiento". Como recuerdan, Jumilla es el hábitat ideal para el cultivo ecológico de la Monastrell –esa uva valiente hasta la inconsciencia–, emperatriz de Levante y protagonista de muchos de los vinos de esta bodega familiar: el cascabelero Familia Pacheco Organic, Familia Pacheco Selección –"contados racimos de elegidas cepas han sido seleccionados para crear este vino en homenaje a Paco Pacheco"–, el irrepetible Síntesis, su Colección de parcelas de Monastrell de la D.O.P. Jumilla –un proyecto personal de Elena Pacheco e Isio Ramos que explora las singularidades de diferentes parajes y parcelas– o el embriagador Familia Pacheco Dulce. Pero además de sus particulares vinos, en Viña Elena también elaboran los otros dos productos que conforman la trilogía del cultivo tradicional del altiplano murciano: almendras fritas de producción propia y el aceite de oliva virgen extra Alma de Emi. Este curioso monovarietal de Arbequina procede de los olivos de Bodegas Viña Elena, plantados por Paco Pacheco. Según cuentan, él eligió cuidadosamente las parcelas, ubicadas en las laderas de un valle con suelo pobre, pedregoso y buena exposición solar. Las aceitunas se recolectan en verde para lograr una mayor intensidad aromática y el rendimiento es muy bajo: "Por cada kilo de aceitunas solo se producen 110 ml de aceite". Muy suave y con aromas a tomatera y hierba recién cortada, da mucho juego a la hora de preparar ensaladas y originales marinados.