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Si cada botella de Bodegas Roda muestra su paisaje –"La uva es el fiel reflejo de un paisaje. Es un ser vivo que capta hasta el más mínimo detalle de su entorno", defienden–, este nos lleva a los alrededores del histórico Barrio de la Estación de Haro, a sus viñas viejas y singulares que se reparten entre diferentes ecosistemas tocados por tres climas distintos –como bien explican, "el clima atlántico, el clima continental y el clima mediterráneo juegan caprichosamente"–, a las orillas del Ebro. Allí donde algunos de sus vinos han escrito y siguen escribiendo la historia del vino, como Roda y su explosión de fruta roja, Roda II y su profunda fruta negra y Cirsion, mágico y lleno de matices. Pero este sugestivo viaje no se queda en las fronteras de La Rioja, también vuela hasta Manacor, donde se encuentra la Finca Aubocassa, una propiedad histórica del siglo XII donde elaboran dos aceites de Oliva Virgen Extra que muestran los dos paisajes de la isla de Mallorca: Aubocassa, "el más sofisticado y delicado", y L'Amo, "el más agreste y con una nota más salvaje". Aubocassa es un monovarietal de Arbequina parcelario para el que escogen aceitunas del olivar de la propia finca. Su delicadeza se expresa a través de aromas de piel de limón, hierba fresca recién cortada, tomate de ramallet, manzana o almendra. En L'Amo se entremezclan la Picual, la Arbequina y otras aceitunas autóctonas mallorquinas, lo que le confiere una personalidad más silvestre y refrescante donde se reconocen los pistachos verdes, las hojas de menta, la salvia o la alcachofa. Dos visiones complementarias del campo mallorquín que se pueden saborear en diversas experiencias (como sus Desayunos bajo el algarrobo).
