- Antonio Candelas
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- 2020-12-04 00:00:00
Cuando nadie apostaba por la Bobal como variedad apta para la crianza, allá por los años noventa, Vera de Estenas desafió a la opinión especializada trabajando para descubrir el talento innato de esta gran uva. Hoy hacemos de notarios de aquella fantástica aventura.
Si hay una pauta clara para destacar en cualquier disciplina de la vida, esa es la diferenciación. Esta reflexión es la que hizo a mediados de los años ochenta cuando adquirió la finca Casa Don Ángel Francisco Martínez Bermell, reconocidísimo enólogo que presidió durante doce años la Asociación Nacional de Enólogos y fue vicepresidente de la Unión Internacional de Enólogos, con sede en París. Entre parcelas de viejos bobales plantó Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Merlot, unas uvas globales con las que se podían lograr buenos vinos, pero resultaba imposible distinguirlos siendo genuinos. En aquel momento, la solución esperaba silente en forma de cepas longevas de Bobal, una uva poco considerada por aquel entonces aunque fuera de las más plantadas en todo el país. Estamos hablando de que en la actualidad es la segunda tinta más cultivada por detrás únicamente de la Tempranillo.
Se planteaba pues un doble reto: sobresalir en el vino elaborado y además hacerlo a partir de una uva degradada enológicamente. Las pruebas comenzaron en 1995 utilizando las pequeñas uvas de Bobal que daban antiguos viñedos plantados en suelos de origen calcáreo y hasta 1999 no salió la primera añada al mercado. Han pasado más de 20 vendimias y Félix Martínez, hijo de Francisco, no solo trabaja hoy para preservar la pionera idea inicial de conseguir que Casa Don Ángel se perciba como un vino diferente, sino alabar la nobleza de esta variedad para dejar que sea el tiempo el que la encumbre, porque como bien dice Félix: "Si hubiéramos hecho caso de lo publicado hasta entonces sobre ella, nunca se habría elaborado Casa Don Ángel Bobal". Una ausencia imperdonable, sin duda.
Casa Don Ángel 2000
Bobal. 13% vol. D.O.Utiel-Requena
Una vendimia excelente gracias a un verano de temperaturas suaves en el que la planta no sufrió en exceso. No presenta ningún síntoma de fatiga para los 20 años que tiene. Finísima evolución donde queda concentrado el aroma del monte, flores secas y un fondo mineral delicioso. Los toques de tabaco y frutos secos participan aunentando el nivel de complejidad. Sedoso en boca, pero aún con cuerpo. La acidez es preciosa porque le da vida al recorrido y es capaz de sostener un posgusto de cine.
Casa Don Ángel 2006
Bobal. 14% vol. D.O.Utiel-Requena
Las abundantes nevadas del invierno aseguraron unas reservas hídricas fundamentales para equilibrar todo el desarrollo de la masa foliar de la planta. Algo más críptico al principio, se abre con el tiempo. Goza de una profundidad muy atractiva donde aparecen toques de encurtidos finísimos, especias (canela, clavo), chocolate y ese eje balsámico (mentolados) que lo vertebra. Paladar con un tanino muy bien moldeado. Con mucho extracto y toques de ebanistería. De tanino aún firme. En una palabra: grandioso.
Casa Don Ángel 2009
Bobal. 14,5% vol. D.O.Utiel-Requena
Aquel año las heladas se extendieron hasta finales de marzo sin que afectaran a la integridad de los brotes. Quizás es la añada que más mira a la tierra, sobre todo en aromas. Los matices quedan abrazados por una mineralidad asombrosa (notas terrosas, grafito, pedernal). Apuntes de flores, turrón, regaliz y jara. Se comporta como puro terciopelo en boca, en cuyo centro goloso el tanino se muestra con una calidad indiscutible por su dulzura. En esta añada empiezan a aparecer evidentes toques de fruta negra en sazón.
Casa Don Ángel 2011
Bobal. 14,5% vol. D.O.Utiel-Requena
De las cinco añadas, esta es la más seca, con 326 litros caídos por metro cuadrado. Comenzamos a reconocer la variedad tal y como la entendemos, conservando un deje frutal que marca el carácter mediterráneo. El grafito aparece con nitidez y sus toques florales y de tabaco cogen fuerza en el conjunto aromático. Encontramos buenas dosis de acidez que dan vida a un cuerpo cada vez más consistente y repleto de recuerdos de hojarasca y maderas nobles. Aunque ya tiene nueve años, la vida que tiene por delante es aún larga.
Casa Don Ángel 2016
Bobal. 15% vol. D.O.Utiel-Requena
Destacar cómo en 20 años el grado alcohólico ha aumentado en dos grados. Aunque el invierno fue seco, esa escasez fue compensada por las precipitaciones primaverales. Presenta un perfil muy joven de la Bobal por sus aromas de flores, fruta negra jugosa y mucha hierba de monte. El roble queda en un segundo plano. Tanino firme, recorrido goloso bien balanceado por la acidez y con ese recuerdo a la fruta en licor. Es el más inmediato de todos precisamente por la juventud que, a pesar de los cuatro años que tiene, aún destila.