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Cuando el rosado se alía con el tiempo

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  • Antonio Candelas
  • 2022-02-25 00:00:00

Pensar en elaborar un rosado de finca con vocación de guarda puede parecer un planteamiento propio de idealistas, pero hacerlo desde la primera añada es toda una heroicidad. Para afrontar este reto tan bonito como complejo es imprescindible contar con una viña que pida a gritos que se elabore con su fruto un rosado con altura de miras, pero además no puede faltar un audaz grupo de personas que acudan a interpretar esa llamada de la naturaleza. Finca Lalinde es el nombre de la viña que alumbra este rosado desde 2015. Se plantó en 1976 y está ubicada en Monte Yerga (Rioja Oriental), a unos 520 metros de altitud, donde las horas de sol maduran con paciencia, el cierzo sopla con esmero para que las uvas se mantengan sanas y el entorno natural se vuelve inspirador. Para que podamos sentir el paisaje de aquella zona privilegiada en cada sorbo rosado, hay que seguir una línea de trabajo en la que el pacto con el lugar quede sellado desde el primer minuto, empezando por las labores de campo y trasladando ese compromiso a la bodega. Algo tan sencillo de entender y tan complicado de lograr que acaba cristalizando gracias al conocimiento y al tesón del equipo, pero también a la confianza en aquella tierra que reúne unas condiciones únicas para que paisaje y tiempo sean encapsulados en forma de placer rosado.


Lalomba Finca Lalinde 2015
90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
Este año en Rioja fue uno de los más cálidos de la historia, en el que los termómetros se desmadraron especialmente en el mes de julio. Añada temprana y cálida en la que se realizó un trabajo de lías limitado. Aromáticamente se mueve en los registros propios de este tipo de años con sorprendentes y deliciosas notas de hidrocarburos que envuelven a los apuntes de fresón maduro, piel de cítricos y unos tostados de evolución que marcan el carácter y dibujan un recorrido complejo. En boca goza de una salud fabulosa gracias a la buena acidez que la zona y la Garnacha aportan.


Lalomba Finca Lalinde 2016

El carácter atlántico de esta añada vino determinado por una primavera lluviosa y un verano cálido que favoreció una sanidad óptima. En este segundo año de elaboración, el conocimiento del comportamiento de las lías hizo que se trabajaran con mayor intensidad para aportar volumen, complejidad y elegancia. Hay una marcada diferencia con el anterior. Detalles de flores secas, anisados y notas de confitería. En boca, la sensación de cremosidad lo hace amable y la frescura que brinda la acidez ejerce de contrapeso para que resulte extraordinariamente armonioso.90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja


Lalomba Finca Lalinde 2017
90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
Volvemos a una añada de perfil cálido con déficit hídrico y calor estival. A todo esto hay que sumar que fue el año de la gran helada primaveral, aunque Finca Lalinde afortunadamente se salvó. El trabajo de lías finas y gruesas se implanta como herramienta para dotar al vino de textura y carácter. En este año complicado, se fermenta a una temperatura menor para preservar los aromas. Notas de fruta de hueso, alguna exótica como el mango, especias y lavanda. El toque de hidrocarburo también se aprecia. Paladar más opulento y goloso, pero sin falta de frescura.


Lalomba Finca Lalinde 2018
90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
En este juego de años cálidos y frescos, toca uno húmedo y de temperaturas moderadas. Las nevadas y lluvias obligaron al equipo de viticultura a deshojar y a abrir la vegetación para evitar problemas sanitarios. Las condiciones de elaboración favorecen los aromas de perfil silvestre, que recuerdan a la camomila y a los frutos rojos del bosque y que se mezclan con notas de fruta de hueso, cítricas y de repostería como el mazapán. En el paladar es más afilado y menos goloso que en las añadas cálidas, pero sin embargo más sápido, lo que lo habilita para participar en una gastronomía más variada.


Lalomba Finca Lalinde 2019
90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
Las condiciones fueron extraordinarias dentro de un perfil de año meditarráneo con una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche en el momento de la maduración. Está repleto de apuntes que sugieren juventud y frescura. Desde los de hierba fresca, pomelo y toques de fruta tropical y flores. Entre tanta viveza, se adivina una refinada sensación cremosa que lo hace serio y lo nomina a ser uno de los que adquieran una mejor evolución con los años. Demuestra una buena estructura y resulta persistente con recuerdos de fruta crujiente y un delicado toque amargo.


Lalomba Finca Lalinde 2020
90% Garnacha, 10% Viura. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
El final del recorrido concluye con esta añada de extremos: lluvias generosas en primavera y verano cálido. El tiempo de trabajo de lías gruesas se lleva al máximo. En expresión es el más varietal de todos por su juventud: aromas de flores, fruta roja, hinojo y cítricos. En boca tiene un agradecido volumen, cuerpo y una tensión que garantiza un desarrollo en el que irá adquiriendo la complejidad del transcurrir de los años. Mientras el tiempo pasa, será la añada la que decida si alcanzará la grandeza de sus hermanos mayores, respetando siempre la franqueza de las vicisitudes de la añada.


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