• Antonio Candelas
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• 2022-05-30 00:00:00

E l aspecto visionario de Marqués de Riscal no se limita única y exclusivamente a los comienzos de una Rioja floreciente que, a mediados del siglo XIX, consiguió reinventarse, en parte, gracias a la valentía y sagacidad de Guillermo Hurtado de Amézaga. Aunque todos conocemos el potencial y la multitud de interpretaciones que ofrece esta bendita tierra, siempre tiene que haber alguien con el liderazgo suficiente para abanderar un cambio de modelo, eso sí, respetando la esencia o ampliando las posibilidades. Barón de Chirel es exactamente eso. Una revolución, un cambio de paradigma que nace de la avidez por el conocimiento y la experimentación de esta casa.
Fue en 1986 cuando, fruto del afán por buscar expresiones diferentes del territorio riojano, se elaboraron unas pequeñas parcelas muy viejas que rondaban, e incluso superaban, los 100 años. Nacía una nueva forma de entender Rioja, tanto que se llegó a denominar la Nueva Era de Rioja. Un punto de inflexión que no solo contaba con el estilo de las largas crianzas, sino que sumaba las cualidades del terreno, de la ubicación y de la uva. Pretendemos analizar la consistencia en el tiempo de aquella revolución, porque no nos olvidemos de que la vocación más cualitativa de Rioja es la de los vinos viejos, aquellos que se defienden con el paso del tiempo, llegando a hacerse eternos en nuestro paladar y memoria. 

Barón de Chirel Reserva 1995
60% Tempranillo, 40% otras. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
Invierno moderado y un octubre anormalmente caluroso que ayudó a completar la madurez de la uva. Es la primera añada en la que se hace una exhaustiva selección manual de uva. La opulencia aromática se torna delicadeza, casi como un susurro. Notas melosas, florales, de curry, maderas nobles, tabaco negro, chocolate. En boca, el tiempo le ha concedido la gracia de la fluidez expresiva. Tanino domado, pero eterno en matices. Es el vino que nos podemos esperar con esta edad. Ni un síntoma de fatiga. Un ejemplo magnífico de cómo la delicadeza puede hacer soberbio un vino.

Barón de Chirel Reserva 1996
54% Tempranillo, 46% otras. 13% vol. D.O.Ca. Rioja
Añada de perfil cálido y seco con amplios contrastes. En este caso, el resto de variedades participa casi con un 50%. El resultado a lo largo de los años se ha traducido en una complejidad riojana de primer nivel. Notas de caramelo, ébano, cedro, balsámicos, pimienta, tierra mojada... Infinito. El vino tiene 26 años y aún mantiene el tipo. Elegante y fino. Todavía atesora consistencia procedente de las cualidades del año y de la forma de extraer los elementos necesarios, pero es tan refinada que apenas se aprecia. Equilibrado, sabroso, largo. Recuerdos finales de fruta escarchada y hojas secas.

Barón de Chirel Reserva 2004
85% Tempranillo, 15% otras. 14,5% vol. D.O.Ca. Rioja
Damos un salto en el tiempo. Aquel año no fue fácil por la gran cantidad de agua caída y las bajas temperaturas hasta mayo. El Tempranillo es mayoritario y el grado alcohólico avanza de forma sustancial. La fruta que aparece es confitada, acompañada por detalles de frutos secos, canela, maderas nobles y un fondo de hojas secas. En boca, sin embargo, es el que más estructura demuestra. De tanino firme, serio, con cierta contundencia, aunque siempre con educación. Los toques de frutos secos se afianzan con el tiempo. Largo, con el recuerdo de fruta negra confitada, en el posgusto aparecen los detalles más especiados.

Barón de Chirel Reserva 2010
70% Tempranillo, 30% otras. 14,5% vol. D.O.Ca. Rioja
Una de las añadas más grandes de los últimos años. Las buenas condiciones climáticas controlaron el vigor y la calidad de la uva fue muy elevada. Despunta la parte especiada con una seriedad y una complejidad que solo en añadas como esta se puede dar. Hay notas de hojarasca, tabaco, té negro, finas hierbas y mentolados. Está en un momento sublime. Quizá el que mejor recorrido en el tiempo pueda tener. Fino en la textura, largo, equilibrado. De recuerdos que aún sugieren frescura. El tiempo en copa mantiene la personalidad especiada y compleja.

Barón de Chirel Reserva 2012
70% Tempranillo, 30% otras. 14% vol. D.O.Ca. Rioja
En aquel momento resultó ser la añada más seca en 22 años, además de registrarse temperaturas anormalmete altas. Esto hizo que la vendimia fuera quirúrgica y pausada. La gama de matices es rica, compleja y sugiere madurez. Fruta negra en sazón, balsámicos, regaliz negro, caja de puros, clavo. La barrica deja notas de ebanistería, tostados y delicadísimos encurtidos. La nota de hongo le da una complejidad única. La parte especiada se despliega en boca con un paso amable por lo sedoso y sutil. Recorrido envolvente y amplio con un posgusto balsámico.

Barón de Chirel Reserva 2016
65% Tempranillo, 35% otras. 15% vol. D.O.Ca. Rioja
Año con complicaciones que fueron equilibrándose: otoño seco, invierno suave y lluvioso, verano muy seco y cálido que bloqueó la planta y ralentizó la maduración y un final de ciclo más fresco por las noches que la favoreció. Las notas especiadas crean un conjunto deliciosamente armónico con la fruta roja aún jugosa. Sensación mineral en todo momento. Fresco en boca, se aprecia una finura calcárea que aporta elegancia. Con el tiempo aparecen detalles de grano de café. Profundo, con fruta negra madura, mineral y con una estructura única gracias a su crianza especialmente bien balanceada.