- Antonio Candelas
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- 2024-07-18 00:00:00
Al igual que en otras zonas, en Murcia, la viña es sinónimo de supervivencia. Lo inspirador de esa cualidad es que es capaz de hacer del rigor virtud y salir adelante con la mejor de sus sonrisas. Casa Rojo lo ha entendido muy bien y ha construido un vínculo emocional verdaderamente consistente entre el territorio y la viña de Monastrell a través de esta elaboración. Un vino que, además de afianzarse cosecha tras cosecha desde 2012, ha logrado posicionarse entre las referencias de perfil mediterráneo que evolucionan bien en el tiempo, mostrando identidad en sus registros y expresiones. Una complejidad que tiene que ver con el reto que supone la añada, pero también con ese sano inconformismo que contagia a cada miembro del equipo.
Con esta vertical hemos querido demostraros no solo lo bien que le sienta el reposo en botella a la Reina murciana, sino el potencial vitícola del hermoso Paraje del Valle de La Raja, en pleno Parque Natural Sierra de la Pila. Jugar con las parcelas, con sus diversas orientaciones e interpretarlas según las reglas de la añada es la clave para hacer de la Monastrell leyenda.
Machoman 2016
Monastrell. 14% vol. D.O.P. Jumilla
La primera añada en las nuevas instalaciones. Año complicado que arrastra la sequía extrema de los dos años anteriores. Sorprende su buen estado de forma en expresión, complejidad y viveza de matices. Ese afinado en botella deja unas notas minerales de gran elegancia. Mientras, la fruta negra madura conserva la frescura. Flores secas, especias, regaliz y ahumados finos. En boca es equilibrado, sabroso, con mucha raza y sin atisbo de fatiga. El final es generoso en recuerdos de monte mediterráneo, té negro y hojarasca. Muy buena evolución que aún no ha dicho la última palabra.
Machoman 2017
Monastrell. 14,5% vol. D.O.P. Jumilla
Una nevada histórica en la zona sirvió para normalizar las reservas hídricas y dar normalidad a la añada en términos de fechas de vendimia y rendimientos. Aromáticamente, presenta un perfil de fruta negra con un punto de madurez que recuerda a la confitura. Aparecen apuntes tostados, especiados y detalles de retama que le dan este toque personal. Boca con mucho volumen, de tanino fino y perfectamente moldeado, con carácter cálido hacia el final, donde se mantiene una limpieza de matices que aportan identidad de añada y, cómo no, territorial.
Machoman 2018
Monastrell. 14% vol. I.G.P. Murcia
Primer año en el que se acoge a la I.G.P. Murcia por una cuestión de identidad territorial. Ciclo fresco, sobre todo en verano, que permitió madurar a la uva sin los sobresaltos de las olas de calor. El aspecto balsámico es el que prevalece en nariz. Notas de tomillo, y jara, junto con detalles de ebanistería y una fruta que recuerda al higo. Las especias planean sazonando el conjunto. La boca está bien equilibrada. Noble, carnoso, con buena frescura y un final en el que queda el eco mineral y un punto sutilmente amargo que lo prolonga. Una gran añada con futuro.
Machoman 2020
Monastrell. 14% vol. I.G.P. Murcia
Las sensaciones de los elaboradores siempre son importantes y, en este caso, para ellos está entre las mejores añadas. Año fresco, de primavera lluviosa, que permitió gestionar bien los calores estivales. Muestra una bonita expresión en la que la parte especiada y la fruta madura (higos, ciruelas) gobiernan en nariz junto con apuntes de bolas de anís, regaliz, cremosos, de canela y un fondo de praliné delicioso. En boca mantiene una gran frescura. La parte silvestre se impone y la acompaña una fina sensación mineral. Al final, el juego de matices es duradero y complejo.
Machoman 2021
Monastrell. 14,5% vol. I.G.P. Murcia
Diferente perfil porque el año también fue distinto. Caluroso y seco, pero con las noches veraniegas frescas, lo que favoreció una buena maduración. Profundo, balsámico, con muchos matices que van desde la fruta negra hasta los de frutos secos, monte bajo, hoja de higuera y granos de café en un segundo plano. En boca hay poderío contenido, tiene carácter, raza, consistencia, pero también dulzura en el tanino, sedosidad en la textura y una parte balsámica que participa en la sensación de frescura. Con el tiempo aparecen detalles de crema catalana que se funden con matices de fruta.