- Antonio Candelas
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- 2023-09-29 00:00:00
Ser poseedor de unas de las viñas más cualitativas de Rioja no es suficiente para crear vinos genuinos que sean verdaderos iconos de aquel territorio. Hace falta criterio reposado, una gran pericia para leer el entorno e interpretarlo con la responsabilidad de saber que el ser humano es parte del terruño.
Carmen Pérez, directora de Villota y heredera en cuarta generación de una genética aventurera, valiente e inconformista, ya sabía en 2013, cuando su familia zarpó en solitario en este proyecto vitícola asentado en plena Rioja Alavesa, que aquella finca de 97 hectáreas de viñedo, ubicada a orillas del Ebro en el meandro San Rafael, tenía un potencial que había que desarrollar con paciencia.
Aunque sabemos que las ideas vitícolas necesitan tiempo para cuajar, el de Villota era un proyecto que partía de una viña única en Rioja, cultivada desde 1930 por la familia de Carmen, parcelada al milímetro según las cualidades de sus suelos, sus matices de altitud y exposición, y cuyos propietarios sabían exactamente la vocación de cada viña, de cada variedad plantada.
Todo ese camino andado y la creciente demanda de un mercado que ha visto en los últimos años la buena marcha del proyecto en términos de estabilidad y consistencia, avalada además por la crítica nacional e internacional, han animado a los Pérez Villota –con el apoyo enológico desde 2021 de Jesús Madrazo, gran conocedor de aquella viña, puesto que ya había trabajado tres décadas con la familia– a seguir avanzando en la narrativa vitícola de la finca. Es por ello por lo que hemos querido realizar un dibujo de aquel sugerente entorno en la añada 2021 con los trazos precisos de sus nuevos vinos. Tres monovarietales de tintas riojanas (Garnacha, Mazuelo, Graciano) que expresan la riqueza de suelos y exposiciones de la finca y un blanco que es puro paisaje y que se incorpora al relato de la finca. Y aun así os dejaremos con la intriga, porque aun queda alguna novedad más, pero esta vez en forma de rosado que os desvelaremos en otro momento. No os perdáis la deliciosa evolución de Villota.
Villota Garnacha 2021
D.O.Ca. Rioja
Parcela Pajera (Cerro de la Mesa)
Garnacha
Año de plantación: 1979
Año con cierto desequilibrio en el reparto de las precipitaciones, pero con un final de ciclo adecuado para que los racimos maduraran por completo. La parcela se encuentra en la parte más alta de la finca. La naturaleza calcárea del suelo y su entorno de vegetación singular (coscojar) son la clave para explicar la pureza varietal que expresa. Para manejar esa identidad, en bodega se optó por criar en barricas de 500 litros tan solo una parte del sangrado para no incidir aromáticamente demasiado sobre el vino. Las notas de fruta roja con ese toque de finas hierbas y flores son deliciosas. Al fondo se aprecia con mucha delicadeza algún apunte de naranja sanguina. En boca tiene carácter gracias a su textura y a todo lo que enseña a través de los registros silvestres. Final amplio tras el trago.
Villota Mazuelo 2021
D.O.Ca. Rioja
Parcela Corazón (Terraza Superior)
Mazuelo
Año de plantación: 1985
Continuamos en la parte elevada de la finca bien expuesta y aireada para favorecer el desarrollo madurativo de la variedad. A esta uva que siempre ha jugado un papel importante, aunque secundario, en las mezclas de Rioja no es fácil encontrarla sola ante las exigencias de la añada. El resultado obtenido es muy interesante gracias a la definición aromática tan auténtica que ofrece. Destacan las notas de mermelada de tomate, fruta roja y negra silvestres maduras y una componente especiada delicada y bien integrada. En boca tiene carácter y poderío, pero desde la elegante contención que todo buen intérprete (enólogo) debe inculcar en sus vinos. Todo está en su sitio con altas dosis de frescura y un nervio que le aporta la energía que se espera de una uva como esta.
Villota Graciano 2021
D.O.Ca. Rioja
Parcela Cabo de los Conejos
Graciano
Año de plantación: 1992
L a exigencia con la que siempre se manifiesta esta variedad en campo ha sido resuelta con una gallardía enorme. Vayamos por partes: la zona media de la finca en la que se encuentra la parcela tiene un suelo arcilloso-calcáreo con un manto de canto rodado en superficie que se encarga de madurar completamente los racimos. En cuanto al entorno, la vegetación mediterránea (tomillo, encimas, lavanda, hinojo...) que rodea la parcela influye en la expresión final de la uva. La vinificaión y crianza están adaptadas a la personalidad de la uva, de manera que encontramos detalles de fruta negra madura (ciruela, mora), regaliz, balsámicos, grafito y una crianza que tiene unos tostados muy adecuados. Carnoso, profundo, pero a la vez bien estilizado, sin estridencias tánicas y con un punto de maduración óptimo.
Villota Blanco 2021
D.O.Ca. Rioja
Mezcla de suelos y ubicaciones
Viura, Garnacha Blanca y otras
Ejemplo de vino de paisaje. A través de él nos podemos imaginar la estructura geográfica y paisajística de la finca, con el cerro de La Mesa en punto más elevado ejerciendo de protector natural de las viñas y unas terrazas que descienden con moderada pendiente hacia el Ebro. Todo ello decorado con pinceladas aromáticas de mil flores y matorrales que embellecen más si cabe el entorno. Armonioso, fresco, nítido. Entre los aromas de fruta blanca, de hueso y flores, se cuelan detalles anisados o de hierbas de monte, todo ello abrazado por una barrica discreta, sutil y sazonadora. En boca continúa esa precisión. Por un lado, los detalles golosos y la sensación envolvente predominan; por otro, la energía con la que se desarrolla es la garantía de que aún puede mostrar una cara más compleja con el paso del tiempo.