- Antonio Candelas
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- 2024-01-31 00:00:00
Inauguramos esta sección con una de las denominaciones de origen que mejor han sabido convencer a propios y ajenos integrando el vino en el territorio. Encontrar ese equilibrio entre lo autóctono y lo alóctono, entre la tradición y las influyentes tendencias, no siempre es fácil. Una tierra que emerge entre aguas fluviales, entre La Mancha y Levante. Es quizá ese carácter fronterizo el que impulsa la integración del presente con el pasado para mantener la identidad del territorio, pero a la vez avanzar con confianza a pesar de incertidumbres y dificultades. Cuando una tierra es rica y sus pobladores valientes y convencidos, la prosperidad está garantizada.
A través de esta nueva sección, buscamos explorar las últimas novedades de las zonas productoras de nuestro país. Pretendemos mantenernos al tanto de los avances que las denominaciones de origen introducen en su normativa, aspectos que a veces pasan desapercibidos entre la abrumadora cantidad de información disponible. Nos sumergiremos en cuestiones técnicas relacionadas con la viña y la bodega, así como en actividades relevantes y novedosas llevadas a cabo tanto por el Consejo Regulador como por las propias bodegas. Además, destacaremos la incorporación de nuevos proyectos y cualquier otro aspecto que resulte crucial para el desarrollo de la zona.
Nuestra primera protagonista es la D.O.P. Manchuela. Un territorio inspirador que ha sabido generar expectativas en los últimos años y resolverlas con grandes resultados. Conviene recordar que nos encontramos en la comarca del mismo nombre entre las provincias de Cuenca y Albacete, entre La Mancha y Valencia, una comarca enriquecida por su condición de zona de paso. Un lugar acotado entre las hoces del río Júcar y su afluente el río Cabriel. Dos cauces que delimitan y cuyas aguas nos regalan paisajes de especial belleza puesto que horadan el terreno dejando a la vista espectaculares cortes como si de un milhojas calcáreo se tratara.
En Manchuela encontraremos uno de los caladeros de Bobal más interesantes de España. El clima continental con moderados matices mediterráneos facilita el desarrollo de una uva que tan solo se cultiva con verdadera identidad allí y en zonas productoras colindantes como Ribera del Júcar y Utiel-Requena. Aunque la Bobal es la uva reina, en este entorno de vegetación mediterránea y terreno arcillo-calcáreo de perfil ondulado también hay lugar para otras variedades, como Garnacha, Moravia Agria, Monastrell, Cabernet Franc, Malbec y otras tantas. Aunque es una zona de tintos y rosados, en Manchuela encontramos variedades blancas como el Macabeo como uva principal, pero también Albillo, Pardillo y otras bien adaptadas como la Chardonnay, la Moscatel de Alejandría o la Tardana. El listado es extenso, pero lo interesante es comprobar cómo los elaboradores se afanan por encontrar la expresión más pura del territorio a través de las cualidades de cada variedad, esa continentalidad mediterránea que fascina.
Adaptarse sin perder la identidad
Nos cuentan desde la Denominación que hay novedades, en lo que a elaboraciones se refiere, impulsadas no solo por la demanda del mercado, que de alguna manera es el que marca las tendencias de consumo, sino porque hay que respaldar las inquietudes y la innovación de las bodegas. El primero de ellos tendrá que ver con la elaboración de rosados. Hasta ahora en el pliego de condiciones aparecía la necesidad de cumplir con un color rosado tradicional de cierta intensidad procedente de uva tinta bajo la técnica de sangrado. A partir del cambio, se admitirá una amplia gama de tonalidades rosadas, entre las que se incluirán las más pálidas, que se reflejarán en el perfil del vino con la delicadeza como principal argumento aromático y una vibrante energía en cuanto a textura y sensaciones. Esto hará que la categoría de rosados, hasta ahora comandada por vinos sabrosos, frutales y de buena intensidad, se vea enriquecida.
Otra de las novedades que se va a recoger en la próxima modificación del pliego de condiciones de la D.O.P. Manchuela será la incorporación de los vinos naranjas. Como muchos ya sabréis, los vinos naranjas, también conocidos como vinos de maceración pelicular, representan una expresión única y fascinante en el mundo vinícola que ha ido adquiriendo un mayor interés en los últimos años. Su proceso de elaboración se caracteriza por desafiar las actuales convenciones de elaboración de vinos blancos, dando lugar a vinos con perfiles organolépticos distintivos.
En lugar de la fermentación y separación inmediata de las pieles, como es común en los vinos blancos, los vinos naranjas experimentan una maceración prolongada con los hollejos. Durante este proceso, las uvas blancas se fermentan junto con sus pieles, una técnica similar a la utilizada en la elaboración de vinos tintos. De esta forma, se aporta una tonalidad que se acerca al color naranja característica de este tipo de vinos, así como una mayor complejidad y profundidad aromática y gustativa. Las cualidades organolépticas de estas elaboraciones son notables por su riqueza y textura. En términos de aroma, suelen exhibir una amplia gama de notas, que van desde cítricos y florales hasta especias y frutas maduras. La maceración pelicular aporta también estructura y cuerpo al vino, ofreciendo una sensación en boca más compleja y corpulenta que en los vinos blancos convencionales. La acidez fresca y equilibrada es otra característica distintiva de estos vinos, proporcionando un contraste armonioso con la riqueza de los sabores desarrollados durante la maceración.
Los vinos naranjas son el resultado de una elaboración cuidadosa que mantiene un enfoque artesanal. Su complejidad y singularidad los convierte en una opción intrigante para los amantes del vino que buscan experiencias sensoriales distintivas y fuera de lo común, pero que miran a un pasado enológico adaptado a otros recursos técnicos menos avanzados y a otros gustos del consumidor.
Hemos hablado con dos de las bodegas que a día de hoy elaboran este tipo de vinos y que se verán protegidos próximamente por la D.O.P. Manchuela.
Los hermanos Fernando y Pedro García Pérez están al frente de la bodega Parajes del Valle, un proyecto que ponen en marcha en 2012 atraídos por la calidad de los vinos a granel de Bodegas Ibañesas, un proyecto de la familia referente en el negocio granelista a nivel nacional e internacional. "Con la enorme calidad de los graneles que elabora nuestro padre, teníamos la obligación y el compromiso de embotellar lo mejor de esta tierra. Nuestra idea es la de expresar a través de los vinos la esencia no solo del suelo y de la variedad, sino de la viticultura racional basada en la mínima intervención. No en vano, todos nuestros vinos son ecológicos", sostiene Fernando. Una idea que ha trascendido más allá de la D.O.P. Manchuela, puesto que en Jumilla, con esa misma filosofía, están desarrollando un proyecto sirviéndose de la Monastrell, la uva reina de la zona.
Pero centrémonos en el blanco de Macabeo Parajes del Valle Maceración. A Fernando le gusta más el término fermentación tradicional que vino naranja u orange wine: "Al final es la manera en la que se elaboraba el vino blanco en esta tierra antes de que la tecnología nos permitiera hacer los blancos tal y como los conocemos hoy". La viña se llama Fuente del Piojo y está ubicada en el municipio de Casas Ibáñez, pegado al valle del Cabriel. El suelo es mixto y goza de buena profundidad, con una parte arcillo-calcárea en la que podemos encontrar también arenas. Allí, la buena ventilación es clave para la uva llegue en perfecto estado de revista. Y es que, para que la fermentación con pieles sea exitosa, la vendimia tiene que estar inmaculada. Cualquier enfermedad incipiente en la uva tendrá consecuencias difíciles de resolver, puesto que la maceración será la vía de transmisión de ese defecto. En la añada 2023, que será la primera en salir al mercado, encontraremos un vino de gran expresión con los aromas de flor de infusión, piel de cítricos y alguna especia marcando la personalidad. En boca, la estructura, la sensación mineral y la frescura nos hablarán de un vino auténtico y bien equilibrado.
Hablar de Altolandon es hablar de Rosalía Molina, una mujer que cree firmemente en el vino como verdadero transmisor de paisaje, entendiendo como tal la simbiosis que se lleva estableciendo desde tiempos inmemoriales entre el ser humano y la naturaleza. Allí, en Laudete, a una altitud de 1.100 metros, donde los rayos del sol inciden sobre la viña con más intensidad, la piel de la uva es capaz de sintetizar mayor materia colorante. "Si las pieles de nuestras uvas son más ricas en aromas y matices, por qué no hemos de aprovecharlas", nos cuenta Rosalía. Aunque hoy la maceración pelicular en los vinos blancos está cada vez más de moda, ella lleva trabajando con esta técnica, por otra parte ancestral, desde que comenzara a desarrollar su propio poryecto. "Éramos conscientes de que el color de nuestros blancos sería diferente, siempre algo más subido, pero no queríamos renunciar a una mayor riqueza aromática por esta cuestión meramente visual", explica. Todo ello a pesar de tener que encontrarse con ciertos obstáculos en la comercialización y dedicar buena parte de su tiempo en explicar esa diferencia: "Hoy está prácticamente superado, pero nos costó que la gente se centrara en la expresión aromática del vino más allá del aspecto".
A partir de la añada 2023 Rosalía podrá incorporar dos de sus vinos a la categoría de vino naranja gracias a esta modificación en el pliego de condiciones de la D.O.P. Manchuela. Por un lado, Sin Filtros, elaborado en tinaja a partir de Garnacha Blanca. Con una semana de maceración con pieles, fermenta en las tinajas y posteriormente se trabaja las lías. Aromático, con muchos matices de fruta de hueso, cáscara de naranja y un fondo anisado, presenta un recorrido en boca fresco, sabroso y de estructura media. En definitiva, muy amable. El otro vino es Enblanco, cuyas pieles maceran durante un mes. Aunque la mayoría de la uva es Garnacha Blanca, hay algo de Garnacha Gris. El perfil es diferente. Destaca una mayor intensidad de la parte cítrica, con detalles de jengibre e incluso curry. La fruta de hueso madura gobierna en boca con una textura más robusta y con una gran sensación de frescura. Todo ello con precisa armonía.
'The Show Must Go On'
Las cuestiones normativas son necesarias para la evolución de una zona y esta que se va acometer en la D.O.P. Manchuela qué duda cabe que enriquecerá la elaboración de rosados y amparará la de los vinos naranjas. Dos cuestiones demandadas por el hábito de consumo actual y por las propias bodegas que quieren seguir apostando por el desarrollo vitícola de la zona.
Otra de las misiones fundamentales de una Denominación de Origen es la promoción del entorno vitícola que protege, y esta vez lo va a hacer de una forma de lo más divertida y sobre todo en el propio territorio. Por primera vez en la comarca se celebrará un festival de música de carácter anual con el vino de Manchuela como principal protagonista. La primera edición tendrá lugar el próximo 20 de abril en Villamalea, municipio en el que se encuentra la sede del Consejo Regulador, para luego desplazarse en otra fecha a lo largo de este año en la capital albaceteña. Así, en 2025, el festival se trasladará a un municipio de la provincia de Cuenca y a su capital.
El Consejo Regulador conoce la necesidad que el sector del vino tiene de acercar a los consumidores más jóvenes de una manera amable y sin complejos el mundo del vino. Un producto de tradición milenaria que en la comarca de la Manchuela tiene un especial arraigo y cuya cultura y consumo debe normalizarse, siempre desde la moderación, en la sociedad. Con esa intención, en el ámbito jovial y alegre de un festival de música se pretende integrar el vino con el fin de que sientan este producto como propio.
Esta iniciativa impulsada y desarrollada por la Denominación de Origen Manchuela va a ser un soplo de aire fresco no solo para los asistentes, que a buen seguro se lo pasarán en grande, sino para el propio tejido vitícola de la zona, que se irá viendo reforzado año tras año con una imagen más desenfadada y atractiva para una sociedad que más que nunca necesita certezas. Y el vino es una de ellas.