- Laura López Altares
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- 2024-01-31 00:00:00
En cada número os contaremos los secretos de los espacios que más cuidan el vino y a nuestra revista, y la primera parada nos lleva hasta Madrid, donde se encuentra este "centro cultural del gusto" que une la literatura, la cocina, el arte y la cultura gastronómica.
Una escuela de cocina desbordante de ideas, miles de libros para devorar y un grafiti en la pared que recuerda su pasado como escuela de arte. Cuando Sara Cucala soñó con una suerte de librería gastronómica como la que se encontró en Notting Hill en 2005 –"con una pequeña cocinita al fondo y libros por todas partes; aunque estaba todo destartalado, tenía un algo"–, probablemente pensó en un refugio cómplice para aquellos que están locos por comer, beber y vivir. Y A Punto es justo eso. Y más. Porque en esta librería-escuela (de cocina) que se asoma a la madrileña calle Farmacia, entre Chueca y Malasaña, "se gestan muchas más cosas".
Tras aquel flechazo con la pequeña librería londinense, Sara le propuso a Ana Lorente hacer algo parecido: "Y entonces Ana dijo: me parece genial la idea, se va a llamar A Punto. ¡Y registramos el nombre! Luego vimos proyectos muy parecidos y muy chulos en Viena, Roma, Bolonia y Nueva York, y ahí llegó la explosión: supimos que A Punto tenía que ser otra cosa".
La napolitana Roberta Bruno se unió a aquella suculenta aventura, y estas tres mujeres cuyos destinos se habían cruzado en OpusWine encontraron un local para hacer realidad el primer "centro cultural del gusto", que se puso en marcha en 2009. Cuatro años después montaron Pnka, la productora audiovisual de A Punto, "y ya conseguimos hacer un 360 de ese concepto" donde se unen la literatura, la cocina, el arte y la cultura gastronómica.
El origen de una receta
¿Y cuáles son las raíces de esta receta tan original? En el caso de Ana, "campeona de comer croquetas", todo empezó con una rebelión: "Le juré a mi madre que yo no cocinaría, que eso era cosa de mujeres, que estaban locas abriendo la boca a la pescadilla para que se mordiera la cola". Pionera del periodismo gastronómico en España, recuerda a Víctor de la Serna, a los hermanos Domingo y al recientemente fallecido Lorenzo Díaz, y aquellos emocionantes primeros vuelos en la Guía del Ocio: "Fue una aventura. Yo no sabía lo que era la crítica de restaurantes y me tenía que ir a París a sentarme con mi maleta en las librerías y leer los libros que hablaban de gastronomía porque aquí no se editaba nada".
Así es como comenzó a fraguarse la cultura gastronómica en nuestro país, que dio un salto monumental con la creación de la revista de literatura gastronómica Archigula, editada por OpusWine y dirigida por Ana Lorente. Fue entonces cuando Sara Cucala se convirtió en la primera becaria de nuestra editorial: "Yo como profesional de la gastronomía crecí en OpusWine, me abrieron un universo que no sabía que existía, ¡mucho menos que podía haber un interés sobre gastronomía! Para un montón de gente somos superficiales, como si solo nos importara comer y beber. Pero la gastronomía es fundamental para comprender la historia, la economía, la manera de relacionarse, de vivir, de emocionarse".
Comerse los libros
La relación de ambas periodistas y escritoras gastronómicas con las historias del vino ha sido igual de intensa. De hecho, Sara Cucala fue directora de MiVino entre 2015 y 2018, y Ana Lorente es parte de ella desde sus inicios. A las puertas de A Punto, nuestra revista vuela; dentro, se puede encontrar una selección de vinos muy especial para sus cursos de cocina: "Muchas veces salen de la Guía del Vino Cotidiano y cambian constantemente. Los alumnos prueban muchas cosas, intentamos iniciarlos en uvas más desconocidas", dicen. Y aunque a ambas les fascina este universo, Sara piensa que queda mucho trabajo por hacer para que los lectores disfruten del vino tanto como de la gastronomía: "Sigue haciéndole falta un nuevo lenguaje, es un mundo muy difícil y muy poco abierto al cambio. Un poco de movimiento no le viene mal, ¡ojalá lo consigáis!".
También cree que es un sector que despierta mucho respeto, y que por eso muy poca gente se atreve a meterse en el periodismo especializado en vino: "Menos mal que asusta, porque si no estaría infectado como la gastronomía", apunta incisiva.
Una de sus muchas ideas para este nuevo año está vinculada precisamente al vino: "Queremos retomar esas catas-experiencia vinculadas a la cocina, donde aprender del mundo del vino y a armonizar todo", explican. Aunque no es la única actividad donde el vino cobrará vida: para su escuela en Torremocha del Jarama han pensado en "hacer visitas a las viñas y a la vendimia con alumnos para que vean cómo se hace el vino". Además, en esta escuela de la Sierra Norte de Madrid quieren crear una librería gastronómica pública con sus libros personales para que todo el mundo pueda consultarlos y no queden en el olvido.
Y todavía les queda tiempo para seguir trabajando en una editorial propia: "Estamos pensando en instituir un premio, un concurso para dinamizar, para que se escriban y lean cosas que no se han editado todavía, que eso hace mucha ilusión. Cuando eres librería te llegan los libros ya editados, pero hay que ser editorial", defienden.
En la Feria del Libro de Madrid quizás veamos algún nuevo libro editado por ellas... ¡y nos lo comamos! Porque en la caseta quieren montar una cocina que haga realidad las páginas de sus libros con una propuesta insuperable: "Comerse los libros". Y bebérselos, por supuesto.
A Punto Centro Cultural del Gusto
Calle Farmacia, 6. 28004 Madrid
www.apuntococina.com
Tel. 917 021 041