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Valladolid, con su ebullición cultural, sus edificios renacentistas y su gastronomía adictiva (del mítico lechazo a los pinchos y tapas más originales), es una de las ciudades más hedonistas de España, y también una de las capitales paradigmáticas del vino. Como señala Félix Tamayo, propietario de Entre Barricas, su estratégica posición la convierte en "epicentro de las principales denominaciones de origen de Castilla y León": Ribera del Duero, Rueda, Toro, Cigales y León. Cuenta que, en 2004, el mundo del vino vivía un momento emocionante, lo que los inspiró e impulsó a compartir su gran pasión, abriendo las puertas de esta vinoteca con alma: "Era un momento de gran desarrollo enológico, con la aparición de nuevas bodegas y vinos en zonas como Ribera del Duero, Rueda, Toro… Desde entonces, nuestro interés ha sido acercar y dar a conocer a nuestros clientes esos interesantes vinos de pequeños productores junto con los grandes clásicos". Hoy, este atractivo espacio alberga cerca de 300 referencias, con varias sorpresas en sus estanterías: allí, los vinos de la vecina Ribera, siempre en primera línea, observan la llegada de rarezas enológicas o destilados singulares (como su selección de whiskies japoneses). Otra de las peculiaridades es su curiosa decoración: "Hemos reutilizado antiguos jaulones metálicos del dormitorio de botellas para almacenar los vinos", explica Félix. A veces, Entre Barricas también se transforma en taller, donde preparan con mimo pedidos para eventos y otros encargos especiales de sus clientes.