- Redacción
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- 2010-01-01 00:00:00
Soluciones para tiempos de crisis. O, visto desde otro ángulo, la lectura cuasi high tech de la saga tradicional de un comercio madrileño. Así lo han querido conservar, en toda su pureza, con la herencia de tres alturas de techo, de anotaciones crípticas de albañiles de otros siglos y, en fin, de la historia de un barrio menestral. Lo han vestido con lo mínimo, con unas estanterías metálicas de exquisito diseño y una iluminación delicada, que no perjudique al vino. Es la obra de Estibaliz Murúa, riojana de Elciego, como su abuelo M.L., vinatero y diputado republicano represaliado al que dedica este homenaje, este nombre. Es una flamante vinoteca donde han reunido, con capricho de buenos bebedores y con la solidez profesional de dos hermanos enólogos unas 400 referencias vinícolas de toda España y de rincones exquisitos de Portugal, Alemania y el aporte francés de champagnes de casas históricas de pequeña producción. También el anaquel de comestibles se nutre así, con la producción artesanal de conserveros de producción limitada y de alguna famosa confitería de Tolosa, como Gorrachategui, el de las tejas. Y artesanal o casi es el vino que preside su oferta, el vino propio, creado para la casa por un viejo amigo, convertido en socio de esta aventura, un bodeguero de alcurnia y prestigio como es Florentino Martínez, el alma máter y propietario de Bodegas Luberri, también vecino de Elciego. Allí, a orillas del río, en la frontera entre Álava y La Rioja, es decir, en el amplio corazón de los vinos riojanos, ha gestado 9.000 botellas de Annua que nacen en viñas poco menos que centenarias -Tempranillo, Graciano, Mazuelo y Garnacha- que maduran lentamente a los pies de Sierra Cantabria. Esa primera añada, la de 2004, es un ejemplo de vino de autor, de alta expresión, pensado para disfrutar, meditar y durar. Era el sueño de Estibaliz cuando con su Máster de Viticultura dejó a un lado su pasado como matrona, e incluso como historiadora de arte. Y en el proceso se ha reencontrado con su infancia, con la memoria palatial, con la tradición laboral y festiva de un pueblo que huele, sabe y vive en el vino y para él. Ésa es la tradición que intenta transmitir y compartir con sus clientes, muchos vecinos del barrio en busca de consejos acordes a cada bolsillo, pero también muchos buscadores de información de conocedor y de sorpresas bien elegidas. EMELE C/ Ferraz, 15. 28008 Madrid Tel. 91 541 97 51 www.emele.es