- Redacción
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- 2007-12-01 00:00:00
Desde el escaparate, la tenue luz invita a penetrar en ese ambiente recoleto y acogedor. Al atravesar el umbral lo primero que sorprende es el aroma, el perfume de la buena madera que intensifica la sensación de penetrar en un tino, en una gigantesca barrica. Claro que eso se siente vagamente, no es una vulgar imagen explícita, el arquitecto lo ha jugado con sutil elegancia. De hecho la madera envolvente no es roble sino caoba y roxinho brasileira, y solo el techo abovedado sugiere un tonel, en contraste con las sobrias rectas de los nichos exhibidores que cubren los muros de arriba abajo. Lo segundo que llama la atención son las etiquetas sembradas en las estanterías, las que definen cada vino. No se trata de una simple notación de uvas, territorio, añada, sino una descripción en forma de comentario personal que destaca alguna característica de la botella y permite acercarse a lo que se encontrará en la copa. Los comentarios son, ciertamente, personales. Salen de la pluma, del conocimiento y la sensualidad de Alberto Romero y Luis Alonso-Lasheras que son los artífices de este novísimo espacio vinícola de la capital, la tienda y el salón subterráneo con vocacion social. Denominación de origen Galicia Su formación y la idea tienen denominación de origen gallega. Allí, en Ourense, nació el primer Vinarium, la tienda abierta al público y la distribuidora de la que se nutre ese vástago recién nacido. Las raíces asoman en forma de una selección de vinos y aguardientes gallegos que va mucho más allá de los nombres famosos y las marcas tópicas. Ellos conocen a fondo el territorio vitivinícola, las cinco D.O. y todo lo bueno sin D.O., y pueden permitirse sugerencias que son descubrimientos, como el Ribeiro Summum de Rey Lafuente, uno de los favoritos de Alberto. En esta difícil elección- “coge una botella, una sola”- Luis se ha decantado por Quinta Sardonia, un rotundo y elegante tinto de Tierra de Castilla y León que elabora Peter Sisseck en Sardón de Duero. Y así de caprichosa es la selección que se asoma a la estantería, desde la media docena de aguas venidas de todo el mundo a las más exquisitas conservas gallegas y a los 250 vinos elegidos por calidad a precio competitivo. No se trata de ofertas sino de placer que justifique el precio, desde los 3 euros del más barato a los 450 de un Vega Sicilia Único del 90. Comparten curiosidad, pasión por el talante social que convoca el vino, y placer a la hora de sugerir a sus clientes desde las entrañas pero sin dogmatismo: “pruebe esto” o “pruébalo y me cuentas”. Y vive Dios que allí hay mucho que probar. Vinarium C/ Capitán Haya 22.Madrid. Tel. 91 417 97 68 www.vinarium.es