- Redacción
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- 2007-02-01 00:00:00
Cuatro socios, como cuatro patas para una mesa sólida, bien surtida, equilibrada y también lujosa, aunque más en el fondo que en la forma. Y sobre esa mesa, un surtido de referencias de vinos nacionales y extranjeros capaces de hacer la boca agua incluso a los abstemios. Esto es Sula, una novísima casa madrileña que es la suma de importantes protagonistas y de variadas ofertas y que desde el primer día goza de un éxito de público que obliga a reservar con tiempo.
El núcleo del cuarteto fueron José Gómez, es decir, Jamones Joselito y su paisano Ángel Verges, un dinámico y visionario economista; fue fácil sumar a un viejo amigo, Cayo Martínez, propietario de las conservas La Catedral de Navarra y, ya con las ideas muy claras, convencer a Quique Dacosta, el aplaudido chef del restaurante El Poblet, de Denia (Alicante), de que su cocina, brillante, sabrosa y sencilla, era fundamental para el proyecto. Íñigo García, en los fogones, interpreta su carta y su estilo.
Sula está en el corazó del bario de Salamanca de Madrid, y ocupa un vistoso escaparate de dos pisos, un espacio de 500 metros distribuido en un juego arquitectónico elegante, vanguardista y eficaz, basado en oscura pizarra y brillante cristal.
El centro, el pilar que unifica los dos pisos, es una bodega vista tras cristales ahumados, para que la luz no afecte a las botellas. A nivel de la calle, delante de ese atractivo muro, una larga barra, detrás una tienda de bocados delicados, al fondo una sala de restaurante, y en el piso superior, otras dos simétricas, diferenciando el espacio para fumadores.
Guillermo Lucas es el artífice de la bodega. Sumiller gaditano, ha recorrido restaurantes de Inglaterra y Estados Unidos, donde confiesa que echaba de menos la presencia de muchos vinos españoles. Aquí ha configurado una carta caprichosa y equilibrada, donde no faltan lujos astronómicos que conviven con vinos de una correcta relación calidad/ precio, o Denominaciones de Origen novísimas o menos famosas en compañía de los chateaux franceses más emblemáticos.
Y un recuerdo para los olvidados vinos dulces, joyas como Tokay Diszoko 5 puttonyos, del 98, Oportos como Quinta Noval o un exclusivo Moscatel Pasa Puro Viejo, con una madre de 30 años y una limitadísima producción, que le proveen unos amigos de los que guarda celosamente el secreto.
Los altos de gama, en la extensa carta, son un magnum de Château Margaux del 70 (750 e) y, entre los nacionales, la reserva especial de Vega Sicilia, ese que no indica añada porque es suma de tres vendimias (225 e). Pero también se puede acompañar el menú con un correctísimo tinto navarro a menos de 12 e, y chatear a capricho.
Sula
C/Jorge Juan 33. Tel. 91 781 61 97.
Abierto de 8,30 a 23 h. No cierra. Conviene reservar.
