- Redacción
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- 1999-10-01 00:00:00
El Celler de Gelida, bodega y boutique de vinos, dobló el cabo del siglo de existencia hace cuatro años. Abrió el Celler en 1895, Ton “Toro” Falgueras, hijo de la villa de Gelida, en el Penedés casi limítrofe con Barcelona. Le sucedieron su hijo, su nieto y su biznieto, los Antonio Falgueras que han forjado el creciente prestigio de la casa. Pero el paso más importante lo ha dado este último transformando, en el momento oportuno, la antigua bodega en la actual tienda especializada. El cambio, profundamente meditado y realizado con conocimiento de causa, con absoluto rigor y con plena coherencia, ha situado al Celler de Gelida en la cumbre de estos establecimientos en Barcelona y en España. Para su negocio, Toni Falgueras ha creado esta divisa: “selección y afinado”.
“Quiero ofrecer a mis clientes -dice- los vinos que yo conozco y selecciono, de cuyas cualidades, por experiencia directa, no tengo dudas y cuyos rasgos peculiares y características organolépticas los distinguen de los demás”. Para seleccionar lo mejor, Toni Falgueras considera imprescindible visitar las bodegas, fijarse en sus instalaciones y equipamientos, conocer a viticultores y su labor en el viñedo, atesorar información de los enólogos, etcétera, etcétera. De esta forma, “consigo escoger para mis clientes vinos curiosos, los vinos de hielo, por ejemplo, o la única malvasía de Sitges que se continúa elaborando allí, la malvasía de las monjas del Hospital San Juan”.
Y de esta misma forma, el patrón del Celler dispone de vinos de calidad incuestionable, a precios todavía razonables. “No sólo trato vinos caros. Un vino que se vende al precio de 30.000 pesetas la botella no quiere decir que sea diez veces mejor que un vino de 3.000 pesetas la botella...”.
Para seleccionar los mejores vinos, claro está, Toni Falgueras viaja constante por bodegas y viñedos de cercanas y remotas geografías. Ha recorrido, literalmente, el mundo entero del vino, hasta Rusia y California, Australia y Chile, Nueva Zelanda y Argentina, y, desde luego, se conoce palmo a palmo las regiones vinícolas de España y de los demás países de la Europa occidental y oriental. Así, el catálogo del Celler de Gelida comprende 3.500 referencias selectísimas, un centenar de añadas de vinos, entre ellas añadas históricas y míticas de Burdeos, de Rioja, de Oporto, un elenco asombroso de los más diversos aguardientes y licores, un impresionante muestrario de cervezas de los más distintos tipos y procedencias. De modo que el Celler de Gelida no sólo es una tienda especializada, sino también un verdadero, valioso e interesantísimo museo del vino.
Pero Toni Falgueras quiere ser también afinador de vinos. Para ello, ha instalado, en el local frente al Celler de Gelida, una bodega para 100.000 botellas, perfectamente acondicionada, donde los vinos reposan hasta alcanzar su punto óptimo o se conservan en las más idóneas condiciones.