- Redacción
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- 1999-11-01 00:00:00
Hablar sobre vino en Zaragoza es hacer referencia inexorable a la familia Barbacil que desde el año 1917 está al cargo de una de las tiendas especializadas emblemáticas de la ciudad. La Bodega Licorería Barbacil inauguró hace 6 años una sala de catas que se ha convertido en sede de la Asociación de Sumilleres de Aragón. Allí los aficionados reciben cursos de iniciación a la cata de vinos, cursos de segundo nivel o monográficos. La tienda pertenece a la Asociación Nacional de Comerciantes Especializados en Vino, entidad que fundó y presidió durante los tres primeros años Juan Barbacil.
Su madre, Carmen, es la figura emblemática y la eficiente guía, a un lado y otro del mostrador, para los curiosos que visitan la tienda. La amabilidad, la plena dedicación y las gratas conversaciones que entabla con los clientes, desvelan toda una vida dedicada al vino. Allí ha seguido el cambio de los hábitos del consumidor.
“La demanda de hoy se ha transformado totalmente. Antes se vendían muchos graneles y garrafas de todo tipo de bebidas: la cultura del vino brillaba por su ausencia. Ahora va pasando al olvido el granel, todos exigen botellas y estudian las etiquetas, aunque el toque tradicional que aportan las barricas en la tienda imprimen ese carácter tan entrañable de los antiguos comercios”.
Pero aquí la dedicación se prodiga tanto en demanda, en el comprador, como en la oferta más amplia y atenta a las novedades, sobre todo a las bodegas nacionales.
“En nuestro país existen zonas productoras de altísimo nivel y de una calidad difícilmente superables. El panorama vinícola español está en auge. La gente va descubriendo el mundo de los vinos, hemos conseguido educar el paladar, se elabora mejor y, sobre todo, hay una gran variedad donde elegir”.
El éxito de una tienda especializada requiere dotes para prever, para adivinar el futuro.
“Le auguro al vino un futuro mucho más prometedor que a los aguardientes y licores. El vino en celebraciones y reuniones en grupo es un elemento cada vez más omnipresente”.
La tienda, como no podía ser menos, dedica una especial atención a los de la región.
“Cada vino tiene su momento y lo mejor es que tenemos un abanico de posibilidades muy amplio donde elegir. Me gustan sobre todo los vinos tintos, jóvenes y crianzas. No importa de dónde sean, sino en qué momento y con quién se tome”.
Por eso aconseja y asesora cuidadosamente a sus clientes para que regalen vino.
“Yo misma lo hago así. Más que cualquier otro licor, me gusta regalar vino, es un regalo muy personal y con el que sorprender gratamente a los más cercanos”.
Se acerca el tiempo de elegir para casa y aconsejar a los demás sobre las copas que celebren la entrada del milenio. “Dependiendo del menú elegiremos los vinos que mejor acompañen. Después, evidentemente, cava. La burbuja es casi una garantía de felicidad. Buscaremos el maridaje apropiado para componer un menú tan especial, tan irrepetible, como el motivo de la celebración”.