- Redacción
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- 2000-09-01 00:00:00
Pozuelo de Alarcón, de Madrid, es hoy ese territorio de aluvión que concita los intereses de madrileños en busca de aire puro, de espacio, de confort y, en general, de calidad de vida. Pero para Luis Lázaro es mucho más, es el paisaje de la memoria, el escenario de sus juegos de infancia, el hogar de sus padres y sus abuelos y, ahora, en definitiva, su casa y su trabajo. Todo un lujo. Por eso consiguió arrastrar allí a su pareja, Belinda Washington, y conformar un espacio común en el que dar rienda suelta a sus aficiones, o, al menos, a un par de ellas, la decoración y el vino.
La Vinoteca refleja muy bien ambas pasiones. Se aleja del aspecto tradicional de las tascas de antaño, de barriles y maderas manoseadas, para entrar en el reino del diseño vanguardista. El bar, con media docena de mesas interiores y apenas tres en la terracita, es una rapsodia en grises creada por el decorador Miguel García Caridad, una inteligente utilización de materiales, imágenes y luces vanguardistas que, lejos de resultar fría, se anima con inesperados rasgos de humor. Por ejemplo, la fotografía de la dama “Vinoteca” que preside la barra: una starlett años 20 envuelta en una cinta industrial donde “hacer” vino; una imagen que revive el celuloide de Metrópolis, el funcionalismo y la sensualidad de la época, milagrosamente acordes a la actualidad.
Pero no se queda en una imagen. Aquí la selección y el tratamiento de los vinos reflejan ese eclecticismo, ese talante innovador y juguetón.
La carta de bodega, asesorada por Juancho, de la distribuidora Pipo, mantiene unas 100 referencias en las que, inevitablemente, predomina Rioja y Ribera del Duero, pero mensualmente incorpora otras veinte sorpresas acordes con la temporada: la fiesta del Beaujolais en su día, la creación de un cocktail de tinto frío, el homenaje a San Isidro a base de vinos de Madrid, e incluso, por estas fechas, la entronización de las primeras botellas de la cosecha 2000. ¿Cuales? Evidentemente, rosados del otro hemisferio, de Chile.
Uno de los aciertos de la casa es acompañar esas copas con bocados suculentos, rotundos pero también imaginativos. El chef trajo desde el fogón de Patxi, del Portaletas de San Sebastián, el estilo de lo que ha dado en llamarse minicocina donostiarra.
Cuando aún no ha cumplido un año, La Vinoteca se ha consolidado como un hito de reunión a cualquier hora. Es sorprendente, incluso para sus creadores, el numeroso público joven que se suma naturalmente a la filosofía del local. Unos, con curiosidad e interés, dispuestos a dejarse aconsejar, y otros, con su criterio forjado a base de conocimiento o capricho. Unos, libando copas desconocidas, y otros, regodeándose en sus botellas favoritas. Y, por supuesto, caras conocidas, populares del mundo del cine o la televisión que son compañeros y amigos de la casa.
Hay para todos. Un buen número de marcas clásicas y las referencias “de moda”, pero también, entre los vinos del mes se incluye siempre un extranjero y muestras de pequeñas bodegas o cosechas reducidas difíciles de encontrar. Luis se multiplica, dentro y fuera de la barra, atento a adivinar las preferencias de cada uno; y Giovanni Clavijo actúa como un cruce de sumiller y barman que no olvida una cara ni un capricho.
La Vinoteca. Avda de Europa, 7
Pozuelo de Alarcón (Madrid) Tel. 913515359
Horario: 11 de la mañana a 1 de la madrugada.