- Redacción
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- 2002-12-01 00:00:00
Lo primero es responder a la inevitable pregunta: Mitulo viene de la palabra latina «mytulus», que significa mejillón. Algún erudito hostelero bautizó así su bar gallego y, cuando se demostró mejor erudito que hostelero, el local y el nombre pasaron en herencia a los actuales propietarios. Y estos sí que son hosteleros. Miguel y David Laredo presumen de su formación en la práctica, desde muy jóvenes, como hijos de tabernero. Así aprendieron las entretelas del oficio y los caprichos de los clientes, escuchando a la gente desde detrás de una barra, allá en Toledo.
Desde hace once años los dos hermanos se distribuyen aquí las funciones, Miguel cara al público, David al pie del fogón, y han creado, pulido, afinado un instrumento perfecto, un tandem diseñado, entrenado, para escalar, pero poco a poco, con admirable modestia y, además, disfrutando del paisaje.
El pequeño local se convirtió por méritos en un hervidero de golosos, de vecinos que gustan de complacer su paladar, y hasta de profesionales del aperitivo capaces de atravesar la ciudad en pos de una copa bien servida. Y eso aquí se encuentra siempre. Sin altibajos, sin desmayo, sin excusas, con entusiasmo y siempre con una sonrisa. Vinos elegidos por placer... y por seguridad. Miguel selecciona sumando a su propio gusto, a su conocimiento y su paladar, el de los clientes, las sugerencias, las novedades que vienen respaldadas por una sólida bodega o por el sombrerazo de la crítica. Sin timideces, sin limitaciones rácanas, ya que el público lo sigue y lo agradece. Miguel confía especialmente en distribuidores de garantía, atentos a su plaza y con un servicio cuidadoso, de modo que los vinos no sufran con el traslado, que lleguen directamente de bodega en perfectas condiciones.
Lo demás corre por cuenta de la casa, la conservación con un último toque en armario frigorífico, y el servicio en grandes copas tipo burdeos, impecables. Y, cómo no, un acompañamiento capaz de compartir protagonismo. Las tapas y la cocina de David aúnan tentaciones de tasca clásicas como los callos o las croquetas, guisos caseros de madre como las alubias o albóndigas, y caprichos rompedores como algunos revueltos y ensaladas. La pizarra invita a componer menús muy apetitosos, y las mesas, las del salón y los diminutos veladores de pie alto, junto a la concurrida barra, se visten con manteles para quienes pueden prolongar la visita más allá del aperitivo. Cualquier hora es buena para un pequeño homenaje con productos de primera, desde el jamón a las anchoas o los pimientos, regados con sus vinos favoritos, por ejemplo, Malleolus, Dalmau, Barón de Chirel 96... En fin.
Mitulo
Doctor Esquerdo, 32. Madrid
Tel. 915 733 061