- Redacción
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- 2003-10-01 00:00:00
Antonio Ortega y Paqui se han labrado buena fama profesional en Alcázar de San Juan, ella como tendera eficiente, y de carnicero experimentado él. Pero desde hace tiempo, desde que su inquietud por saber le llevó al mundo del vino, Antonio perseguía una ilusión para muchos descabellada. Ofrecer a sus clientes los servicios de una vinoteca en la que se hallaran productos de las principales regiones vinícolas del mundo. Tarea ardua en esa tierra enigmática, allí donde escasea el agua y donde si algo sobra es vino. Y precisamente porque su pasión es el intrincado mundo de esta sabia bebida, comenzaron a llegar a sus estanterías los vinos míticos, los caros. Y los primeros sorprendidos fueron sus paisanos, tanto, que uno de los más allegados le espetó: “muchacho, cómo crees que vas a vender esos vinos en este pueblo ¡tan caros que una sola botella vale más que un remolque de uva!”. Su respuesta fue sencilla y contundente: “Si no los vendo me los bebo”. Y así, en el 2001 comenzó una historia para muchos poco usual, porque resulta que sí se venden esos vinos de mucho precio y renombre en Alcázar. Como cabe esperar por aquellas tierras, es necesario mantener la bien surtida bodega climatizada durante todo el año, aislada del implacable ambiente exterior. La tienda es un local amplio, que transmite sensación de ordenada limpieza. Delante, una vitrina propone una selección de quesos, los buenos manchegos y los buenos franceses, entre otros. Hay también un buen surtido de platos elaborados, listos para llevar. Invita a la vista una selección de delicatessen muy acertada, en la que se incluye una exquisita selección de carnes. En la cava se aprecia una debilidad por los vinos blancos. Una oferta sugerente de vinos de Airén, frescos, jugosos, bien arropados por albariños, verdejos, sauvignones de Rueda, junto a los buenos chardonnays borgoñones, champagnes y cavas. Éstos de las casas con poca producción y de reconocidos atributos. Por supuesto todas las D.O. manchegas. Españoles tintos, de todo un poco, desde los más caros -la “alta expresión” bien representada y los viejos clásicos que nunca mueren- hasta los asequibles por precio y excelentemente relacionados con la calidad. Si por cualquier motivo, algún ciudadano francés o chileno, o australiano, o húngaro o portugués, o italiano entrase en aquella isla en medio del mar de vino a granel, se llevaría una justa sorpresa al encontrarse en ella con una valiosa representación enológica de su tierra. Casa Ortega Avda. de la Constitución, 13600 Alcázar de San Juan (Ciudad Real) Tel. 926 54 30 59
