- Sara Cucala
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- 2018-11-08 00:00:00
Acaba de recibir de la D.O. La Mancha el premio por su Labor como Comunicador; y desde ya toma el relevo de Sara Cucala en la dirección de MiVino. Esta es la pequeña historia del que será la revolución del mundo vino en este país.
F ue en el año 2013 cuando un joven espigado, de piel fina y pelo lacio atravesaba las puertas de la entonces redacción de garaje en la que se alojaba la revista MiVino. Venía de la mano de nuestra subdirectora, Ana Lorente: “Aquí os presento a Antonio Candelas, con él haremos la nueva edición de la Guía del Vino Cotidiano”.
Desde aquel día, le recuerdo sentado junto a la puerta, con la luz de la calle entrando ladeada en la mesa donde reposaban decenas de botellas de vino. Durante los tres meses que duró la elaboración de la Guía apenas se le oía hablar. Tan solo emitía esos ruidillos guturales que destapan a un catador a distancia. Después de aquella primera Guía, llegaron las siguientes hasta que en 2015 se quedó para siempre en la redacción, ocupándose de las catas de la revista, organización de eventos y salones.
El ser que le habita
Manchego de nacimiento, “de La Solana, Ciudad Real” –siempre le gusta puntualizar–, nació en una familia ajena al mundo del vino pero gustosa con las buenas costumbres manchegas de comer bien y beber el vino de esta tierra: “Crecí con el vino y el sifón en la mesa. Ser de La Mancha implica, sí o sí, el gusto por el vino, la educación del paladar”. Llegó a Madrid siendo casi un niño para cursar Bioquímica. Terminó la carrera y decidió continuar formándose, pero en este caso cursando el Máster de Enología y Viticultura en la Universidad Politécnica de Madrid. Después se fue a Galicia y más tarde a Toro a trabajar en vendimias, a pie de viña... Pronto regresó a Madrid atraído por una oferta como responsable de calidad alimentaria en un supermercado de lujo y más tarde, de nuevo un giro en su vida, se incorporaría al equipo de MiVino.
Sus horas en redacción las compagina con viajes y catas. Hace equilibrios para no dejar de ser padre y esposo. Tiene tres pequeños que apenas saben leer, pero cuyo paladar está más que educado: “Me gusta hacer con ellos catas a ciegas de yogures... es una buena manera de que aprendan a sentir, a apreciar las cosas que comen”.
Hablamos días antes del cierre de este número de noviembre. Entonces ya teníamos la noticia de que la Denominación de Origen La Mancha le había premiado por su indiscutible y excelente Labor como Comunicador del Vino. “Me siento como los actores cuando les dan un premio y tienen que pasar por la alfombra roja y después dar unas palabras... Sinceramente, estoy contentísimo y aún más porque me lo dan en mi tierra. Esto para mí es el reconocimiento de que algo debo de estar haciendo bien. Que te premien te da ganas de seguir luchando, trabajando, haciendo más cosas”.
Le miro y le veo emocionado, pero mucho más cuando el motivo de nuestra cita no era solo para charlar y dar forma a esta sección de Gente del Vino o por felicitarle por el premio, sino porque para mí era el momento en el que oficialmente le pasaba el relevo de la dirección de MiVino. Tras cinco años dedicada a la renovación y lanzamiento de este grupo editorial, pensé que mi etapa aquí estaba terminada, que era el momento de que alguien con más peso en el mundo del vino ocupara la cabecera de esta revista que me vio nacer como periodista. Le miré e hice una de esas preguntas que dudas si debes o no hacerlas... pero la hice: ¿Qué es lo primero que vas a hacer como nuevo director de MiVino?
“Creo que después de darte un abrazo y agradecerte todo lo que has hecho por MiVino y por nosotros en esos años tan duros de crisis; intentaré seguir trabajando mucho para que el trabajo de nuestro equipo siga creciendo”.
Sí, hemos pasado la crisis; hemos vivido el cierre de muchas cabeceras de revistas de compañeros y amigos de profesión; hemos presenciado el desplome del consumo del vino en nuestro país, el crecimiento de las exportaciones y hasta nos hemos bebido los nuevos inventos vinícolas, esos locos remedios para conseguir vender más y más vino. Pero a lo largo de estos años no hemos podido evitar pensar, augurar ¿cuál será el futuro?
“Mira desde 2004, cuando terminé mi máster, hasta hoy las cosas no son iguales. Incluso muchos de mis estudios ya no tienen validez hoy en día, no se elabora de la misma manera. Ya no se apuesta por el abuso de madera y la extracción, sino por hacer vinos mucho más delicados... creo que nos hemos librado de esa etapa, de esos momentos en los que se hacía vino dejándose guiar por las valoraciones de Parker. Creo que 2019 e incluso mucho más en 2020 serán los años gloriosos para el vino, será su despertar. Se posicionará como una bebida sana y saludable –que lo es–. Como salud social. Es decir, que frente a un mundo enfermo de prisas, el vino actúa como bálsamo de calma, invita a la tranquilidad, al diálogo... a la socialización”.
Sin duda, ese efecto bálsamo, esa calma y esa invitación al diálogo surgió también en ese momento mismo en el que comenzamos esta charla. Nuestras copas aireaban la edad de un Gran Reserva y nuestros recuerdos del ayer se entremezclaban con la ilusión del hoy y el mañana. Quédense con este nombre porque ante ustedes se halla el que sin duda será el mejor experto en vinos de este país. ¡Feliz viaje, compañero!