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Merche Dalmau

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  • Laura López Altares
  • 2024-11-11 00:00:00

La propietaria de Clos Galena tiene alma de ave fénix: tras la muerte de su marido en 2013, decidió entregarse al sueño compartido, esa bodega que refleja la esencia del telúrico Priorat de la manera "más fiel y ecológica posible" y que celebra su 25º aniversario.


Ese Priorat tan magnético donde las viñas danzan entre el vértigo y la llicorella guarda cientos de historias de resiliencia, resiliencia que impregna la tierra y a quienes la habitan. Merche Dalmau, propietaria y gerente de la bodega familiar Domini de la Cartoixa –aunque se identifica más por el nombre de su vino más emblemático, Clos Galena– y farmacéutica de formación, protagoniza uno de estos relatos donde paisaje y persona comparten la misma fuerza telúrica: hace 25 años, su marido, Miguel Pérez, inició aquel sueño que se convirtió también en el suyo. "Clos Galena es el sueño de Miguel hecho realidad. Él siempre decía que para él la botella era un vehículo para transportar el territorio de la manera más fiel y ecológica posible, y eso es lo que nosotros queremos y hacemos", cuenta Merche.
Cuando Miguel falleció en 2013, tuvo que tomar la decisión que marcaría el resto de su vida al ritmo salvaje del terremoto que acababa de sacudirla: "Yo era muy feliz porque tenía a mis tres hijas y mi marido, trabajaba en la industria farmacéutica, compartía con Miguel muchas conversaciones sobre el tema del vino, que me apasionaba... Pero de repente te pasa lo que me pasó a mí, y yo lo comparo con un viaje en avión. Como si estuvieras tranquilamente con tu familia y de repente te dijeran: 'Pasa a pilotar el avión'. Y llegas a la cabina y no hay ni manual de instrucciones ni copiloto, pero el avión tiene que seguir volando, no puedes parar. Antes de morir, mi marido me dijo: 'Mira hacia delante, tus decisiones me parecerán perfectas. Pero no mires hacia atrás porque yo no volveré'".
Arropada por sus tres familias –la de raíces, la del vino y la de la farmacia–, Merche decidió tomar los mandos de ese avión "por romanticismo" y mantener vivo el sueño compartido, que acaba de ser embotellado en Clos Galena 25 Años de un Sueño 2022 para celebrar su primer cuarto de siglo: "Para mí es un nombre muy bonito porque al final los sueños se cumplen, ¿no? Que mucha gente dice 'Uy, soñar', es como una cosa que nunca llega a ocurrir, pero en mi caso esto es así. Y, también, con todo lo que me ha pasado, celebrar para mí estos 25 años es muy importante. Tanto que nunca imaginé cuando me pasó que podría llegar a celebrarlos", confiesa.

Sueños que sostienen
A este vino irrepetible, que elaboran con Cariñena, Garnacha, Syrah y un toque de Cabernet Sauvignon, lo definen como "un brindis por la vida que celebra no solo nuestra trayectoria, sino también el espíritu de superación e innovación que ha guiado a la bodega y a las personas que trabajan en ella".
De hecho, el enólogo de Domini de la Cartoixa, Toni Coca, vinculado a la bodega desde sus primeros vuelos, también destaca el lado emocional del proyecto: "Hay una parte sentimental en esta aventura hecha por personas buenas y honestas que nos han permitido crecer y disfrutar de la vida".
Merche Dalmau muestra una inmensa gratitud hacia Toni, y a todos los que, como él, han sostenido su sueño (e incluso a ella misma en ciertos momentos): "Quiero dar las gracias en mayúsculas a tantas personas que me han ayudado estos 25 años... Es impagable. Siempre me han dado la mano para seguir andando, me han ayudado muchísimo en años difíciles y gracias a ellos he podido seguir. Mi primo Enrique Toral y su mujer, Marta Fernández, han sido personas muy clave en este proyecto; al igual que Toni y Enric Amorós, responsable de viticultura y bodega. Todos hemos crecido juntos en este proyecto y, cuando hicimos ahora la cata vertical de nuestros vinos desde el año 2002, nos dimos cuenta de que el vino también había crecido con nosotros, y esto es muy bonito. Porque el sueño de mi marido era elaborar vinos de calidad siguiendo dos líneas: la sostenibilidad medioambiental y la social. Y lo hemos cumplido".

El espíritu del territorio
Para asentar las raíces del sueño, Miguel Pérez apostó por una tierra compleja y extrema que en la Edad Media perteneció a los monjes de la cartuja de Escaladei: "Ellos fueron los que impulsaron el cultivo del viñedo y empaparon de espiritualidad las tierras del Priorat; de ahí el nombre de Domini de la Cartoixa. Y Clos Galena se lo pusimos porque delante de la finca tenemos las Minas de Bellmunt, y el mineral que se obtenía era la galena", explica Merche.
También evoca ese poder del Priorat para empapar con su energía todo lo que crece sobre él: "Tenemos este gran reino de la licorella, que es la responsable de la mineralidad de los vinos del Priorat. Nosotros siempre hemos querido hacer unos vinos que expresen realmente lo que es el territorio y el suelo de Clos Galena. Por eso es tan bonito cuando al viajar fuera de España abres una botella y dices: 'Esto es Clos Galena. Esto es mi casa'".
Allí, la vida estalla entre viñas, libre de insecticidas, herbicidas o fertilizantes: "Desde el principio, desde que se compraron las fincas en el año 94, nosotros fuimos ecológicos, muy pioneros en aquel momento. Enric Amorós siempre cuenta que los del pueblo de El Molar decían: '¡Uy! Esto es todo muy raro lo que están haciendo' [risas]. Pero, bueno, con los años le han dado la razón".  
Esta responsabilidad medioambiental los ha llevado también a recuperar viñedos centenarios con la intención de "preservar y mejorar el entorno y la vida de sus gentes". Aunque esta solidaridad desde la raíz va mucho más allá del Priorat, porque también desde sus inicios han colaborado con diferentes entidades en temas benéficos: "Ahora mismo estoy colaborando con la enfermedad ELA, con el Club Rotary de Tarragona –que impulsa la lucha contra la polio– o con la Asociación Española Contra el Cáncer. Para mí es importante porque une las dos partes de trabajo de mi vida: la de la farmacia como sanitaria y la de la bodega. Me gusta aportar un pequeño grano de arena para la investigación, y ojalá desde la farmacia pueda dispensar algún día un medicamento que cure el cáncer o la ELA. Nos falta mucho, pero bueno, hay que trabajar. Al final, si sumamos muchos, las cosas hacen más fuerza. Y los sueños se cumplen", recuerda Merche Dalmau.
Otro aspecto fundamental del proyecto es el arte, vinculado a Clos Galena desde hace muchos años, como destaca su propietaria: "Colaboramos con una galería de arte de Reus, la Galería Anquins, y tenemos unas cajas de vino originales muy bonitas, que también son pintadas por artistas catalanes. Hemos hecho exposiciones con estos artistas en Nueva York, Hong Kong... Y también maridajes de arte y vino dentro y fuera de España".

Dar voz a lo invisible
La energía serena y el optimismo fiero de Merche se deslizan con una fuerza tremenda y vuela de alegría cuando habla de cómo la última muestra que su marido envió a Decanter se hizo con una Medalla de Oro, y por supuesto de aquella noche en la que un vino de Clos Galena, Formiga de Vellut 2014 (se llama así por las hormigas que corretean por la finca, una especie de símbolo de la vida de sus suelos), dio la vuelta al mundo en la cena de los Premios Nobel de 2017: "Me llamó la persona de exportación y me dijo: 'Prepárate porque ha salido una fotografía de la reina con nuestro vino en un periódico de Suecia y el periodista ha escrito que estaba fantástico'. ¡Con 1.200 invitados se tomaron 800 botellas de Formiga! Fue un orgullo porque en más de 115 años era la primera vez que se servía un vino catalán y también la primera vez en la historia que la propietaria de la bodega era una mujer".
Desde aquella cena, dice que el sueño empezó a volverse terrenal y que redobló esfuerzos para que no se le escapara entre los dedos: "Rozar el sueño significa que tienes que trabajar más, hacer muy bien las cosas. Siempre explico que estoy muy contenta con los reconocimientos y que siento que no merezco tanto. Me acuerdo de todas esas viudas que han tenido que luchar mucho y nadie se lo reconoce. En cambio, en mi caso sí, y por eso en algún discurso he querido acordarme de todas ellas". Como tantas mujeres con alma de ave fénix, Merche siguió volando, incluso más alto, y ahora comparte camino en Clos Galena con una de sus hijas, Cristina: "Para mí esto es importante, me hace mucha ilusión. Porque además yo creo que hasta esta generación no se habían visto tantas mujeres al frente de bodegas".

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