- Laura López Altares
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- 2025-03-08 00:00:00
Esta experta en marketing y enoturismo, gerente del Consejo Regulador de la D.O. Navarra desde noviembre, abandera uno de los territorios del vino más diversos y magnéticos, dando voz a sus singularidades "de una forma arriesgada y un poco diferente".
Las intrépidas viñas navarras miran hacia los Pirineos desde la Baja Montaña, pero también enredan sus raíces al borde de un desierto fascinante que se convirtió en el mítico Mar Dothraki de Juego de Tronos (las Bardenas Reales). Para contar un territorio vitivinícola tan sugestivo y diverso
–de los más diversos del mundo–, hacen falta voces apasionadas que consigan transmitir todo su magnetismo. Y Puy Trigueros, gerente del Consejo Regulador de la D.O.P. Navarra desde el pasado mes de noviembre, sin duda lo hace: "Navarra es como una joya escondida, la gente todavía no se ha dado cuenta de lo que tenemos aquí, y en estos momentos está haciendo el mejor vino de su historia: tenemos los mejores enólogos, las mejores uvas, las mejores posibilidades... Creo que nuestros vinos tienen una calidad muy por encima del precio, y la zona es un verdadero hallazgo. Y luego tiene tres elementos fundamentales: en primer lugar, el rosado, donde somos líderes nacionales; segundo, la Garnacha, que es la uva más representativa de Navarra y se están haciendo cosas maravillosas con ella; y luego tenemos una particularidad geográfica, y es que prácticamente somos la Denominación más al norte de España, y esto nos da unos vinos con mucha frescura".
Los caminos del norte
Para esta experta en comunicación y marketing, estar al frente del Consejo de la D.O.P. Navarra supone "un reto enorme, una superoportunidad y el sueño de mi vida". Porque, aunque nunca había estado en el centro de su actividad profesional, el vino lleva en su camino desde que nació: "¡Y antes! En mi familia ha habido, por un lado, viñas desde siempre; y, por el otro, un bar toda la vida. ¡Me falta la bodega! [risas] Mi familia materna es una familia de viticultores de aquí de Navarra y yo recuerdo desde niña, desde que tengo uso de razón, ir a vendimiar todos los años con mis tíos, mis primos... Era precioso y todavía echo un poco de menos esa parte. Mi abuelo paterno, marchante de vinos en Bilbao, también tiene una historia curiosa: mi familia puso una bodega para vender al por mayor en el casco viejo de Bilbao y les pusieron una multa por vender al por menor, por sacar chiquitos de vino. Con esa multa iba la licencia para abrir un bar, ¡y el año pasado cumplió 100 años!".
Puy, que estudió Ciencias de la Información en la Universidad del País Vasco (UPV) y se especializó en Publicidad y Relaciones Públicas, volvió a Navarra para montar su propia empresa, una agencia de publicidad que fue como "un aprendizaje intensivo en una primera etapa un poco loca".
En 2001, empezó a trabajar en La Rioja Turismo, donde cuenta que se reinició su idilio (por linaje) con el vino: "Fui responsable de marketing durante muchos años, y en La Rioja el vino es poroso en toda la sociedad. Así volvió mi contacto con las bodegas, con todo este mundo del vino".
El retorno a la raíz coincidió también con su paso por el Master de Marketing de la UPV, donde todavía ejerce como profesora, cumpliendo su "vocación infantil de ser docente". Desde entonces, su vida profesional se ha enfocado en el marketing, sobre todo en el institucional, que le ha dado herramientas muy potentes para afrontar este nuevo desafío en la D.O.P. Navarra: "Ahora puedo aplicar todo lo que he aprendido en estos años de carrera profesional, que son muchos. Creo que puedo aportar algunas cosas importantes: la primera, una visión desde lo digital, desde la innovación, que es lo que he hecho los últimos cinco años, proyectos muy innovadores aplicados al marketing que creo que pueden venir muy bien al sector del vino; también una visión de otros mercados posibles y otras formas de vender ese vino que no sean las tradicionales; y luego mucho conocimiento de las herramientas de marketing".
Entre la nieve y el desierto
Puy aplaude la labor de comunicación que ha realizado hasta ahora el C.R.D.O.P. Navarra y promete seguir con ese estilo fresco y un poco rompedor: "Hay que reconocer la labor de las personas que han trabajado aquí anteriormente y de las que están antes que yo y siguen trabajando, y Navarra ha sido una referencia en cuanto a comunicación y en cuanto a formas de hacer un poco arriesgadas y diferentes. Y creo que es un camino ideal, que hay que seguir por ahí".
Con el enoturismo como foco durante gran parte de su carrera, Puy fija la mirada en el vino, sí, pero también en todo aquello que lo rodea: "Está tan ligado al territorio en las denominaciones de origen que es indivisible", afirma.
Y nos guía a través de las cinco subzonas que conforman la D.O.P. Navarra para que abracemos la diversidad magnética de sus paisajes del vino: la Baja Montaña, "que tiene una orografía muy marcada, con bosque bajo y con mucha viña vieja, y productores nuevos que se están moviendo mucho en esta zona en ebullición, sobre todo alrededor de San Martín de Unx"; Tierra Estella, "la Sonsierra navarra, con un tipo de paisaje y de clima similar a los vecinos de La Rioja, donde se hacen unos vinos un poco diferentes"; la Ribera Baja, "muy marcada por un clima árido, por el Moncayo, con la zona aragonesa a un lado y también las Bardenas, que da unos vinos muy espectaculares, muy distintos"; la Ribera Alta, "que es la zona en torno a Olite, el centro de la Denominación (aunque no es el centro de Navarra, es un poco hacia el sur porque de Pamplona para arriba no hay viñas), con un paisaje más suave, un clima un poco más cálido y suelos más variados"; y Valdizarbe, "que es una zona más pequeñita, con suelos más rojizos y un clima más húmedo, está en las terrazas del río Arga y con el Monte del Perdón de fondo, y también da unos vinos muy particulares".
Esta apasionante y poco usual conjunción de caminos y climas –atlántico, mediterráneo y continental– se concentra en los poco más de 100 kilómetros que conforman la zona de producción de la Denominación, desde el norte de Pamplona a los fértiles valles del Ebro: "En muy pocos kilómetros pasas de la nieve del Pirineo que hay ahora alrededor de Pamplona a un desierto muy peculiar donde también se hacen unos vinos estupendos. Piensa que hay 20 kilómetros desde Olite a San Martín de Unx: están pegados y las garnachas, por ejemplo, son completamente distintas", apunta Trigueros.
Todos estos contrastes, como explica, enriquecen la identidad de una de las zonas productoras más peculiares del planeta. También recuerda que en una de las catas de Madrid Fusión The Wine Edition dedicada a los rosados del mundo, dos de los ocho vinos seleccionados por la periodista australiana Beth Willard eran navarros: "Al final todos eran vinos españoles porque dijo que los mejores rosados se están haciendo en España, que en ninguna otra parte había tantas diferencias y tanta diversidad. Para nosotros es un orgullo que de los ocho dos fueran navarros, dice mucho de la calidad del vino que estamos produciendo y de nuestra diversidad. Es cierto que el rosado tradicional navarro de sangrado sigue teniendo tirón, pero también se están haciendo muchas cosas distintas: rosados más pálidos, producciones más pequeñas, elaboraciones en tinajas... Cuando eres líder en rosados, la gente se espera un rosado clásico, ¡pero hasta yo misma me sorprendo a veces de las cosas que hay, es alucinante!".
Placeres
Pero insiste en que Navarra, a pesar de la fama de sus rosados, está poco explorada: "Hemos vivido un poco a la sombra de Rioja porque es el vecino fuerte, pero aquí hay una calidad enorme, contenida de precio, y que merece la pena descubrir". Quizá ese sea el gran reto: conseguir que el resto del mundo vea Navarra a través de sus ojos... y su paladar: "Nuestros vinos se atreven con cualquier plato: muchos dicen que las alcachofas o los espárragos son difíciles de maridar, ¡pero como hemos nacido en el mismo sitio estamos acostumbrados a juntarnos!".
La gastronomía es otra de las pasiones de Puy, que se describe así en sus redes sociales: "Trabajando y viviendo el vino D.O. Navarra. Además, viajo, como, bebo, río, amo, disfruto... y el resto del tiempo duermo :-)". Aunque nos confiesa entre risas que ha renunciado al último de esos placeres: "Es que intento aprovechar la vida a tope, y eso requiere dormir poco. Me encanta viajar desde siempre, comer... ¡soy la amiga a la que siempre preguntan dónde ir!".