- Redacción
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- 2000-10-01 00:00:00
La pregunta de cuántas cepas debe haber en una hectárea de viñedo para obtener uvas de la máxima calidad ha obtenido siempre respuestas diferentes según el país de cultivo, el estado de la ciencia y las experiencias de los vinicultores.
Los dos modelos habituales -cultivos amplios y plantaciones densas- se diferencian en que en los cultivos amplios las filas de cepas están separadas entre sí al menos 2,50 m. y se caracterizan por unas paredes de hoja especialmente altas. Este tipo de cultivos comenzó a imponerse con el avance de la mecanización de los trabajos en el viñedo.
Después de 15 a 20 años de cultivos experimentales, los proyectos de investigación sobre este tema han arrojado resultados sorprendentes. Por ejemplo, en un experimento llevado a cabo en el centro de investigación de Geisenheim se plantaron unos viñedos con 2.000 cepas por hectárea y otros con 8.800. El resultado, que vino a confirmar la conclusión de otros ensayos franceses, fue que con la misma producción y el mismo peso del mosto, las uvas procedentes del viñedo de plantación densa presentaban un contenido de aminoácidos (es decir, de proteínas) claramente más elevado. Los mostos procedentes de la plantación densa resultaban siempre más fáciles de fermentar: los vinos posteriores tenían aromas más puros, una tipicidad varietal más marcada y una mayor elegancia que los derivados de cultivos amplios.
En ensayos realizados en Sudáfrica, los vinos del Cabo también presentaban un peso de mosto mayor a medida que aumentaba la densidad de cepas. Además, ambos experimentos mostraron que las diferencias de calidad de un año a otro aumentan en los viñedos de plantación densa.
El mundo al revés: esa fue la primera impresión de los equipos investigadores, puesto que hasta entonces se estaba convencido de que el mejor camino para una buena calidad era la existencia de una reserva lo más grande posible de agua y nutrientes, garantizada por una competencia reducida. La explicación llegó al observar lo que ocurría bajo tierra. Allí se vio que las cepas de viñedos de plantación densa habían desarrollado muchas más raíces. Esto significa que, cuanto mayor es la competencia, más profundizan las raíces de las cepas, llegando así a depósitos de agua que los cultivos amplios nunca alcanzan. Esto también explica el aumento de la calidad con los años. Las cepas plantadas de forma densa deben llegar a regiones cada vez más profundas debido a la tensión a la que están sometidas, por lo que aprovechan cada vez mejor el agua y por tanto los nutrientes. A ello se añade el que, bajo condiciones de competencia extrema, no sólo aumenta la profundidad de las raíces sino también la masa de las raíces en su conjunto. Esto significa que por cada unidad de producción existen más raíces que suministran agua y nutrientes a la viña.