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Con la primavera y el verano, llegan las temperaturas elevadas, el calor y, como consecuencia natural, nuestro organismo demanda bebidas frescas. Es tiempo de espumosos, lozanos rosados y blancos aromáticos o tintos jóvenes porque en los próximos meses el clima mediterráneo español no será el más propicio para beber el vino a temperatura ambiente.
Una correcta temperatura de servicio para cualquier vino es importantísima. La mayoría de los vinos tomados a temperaturas elevadas -más de 20 ºC- resultan ardientes y más ligeros de carga frutal. Por lo tanto, es necesario saber qué opciones nos brinda el mercado, qué nuevas tecnologías pueden ayudarnos a mejorar nuestros vinos. El mundo de los complementos del vino ha desarrollado una amplia oferta. Básicamente tenemos cuatro familias: termofríos, bodegas termoeléctricas, fundas isotérmicas y champaneras. Cada uno de estos accesorios permite desarrollar un protocolo de enfriamiento distinto, según nuestras necesidades en cada momento.
Los termofríos son elementos para bajar ligeramente la temperatura de los vinos y mantenerla durante la comida. Su principal ventaja radica en que la botella no se moja y ocupan poco espacio. Dentro de esta familia existen varios modelos: termofrío con cámara de aire, de aluminio o cristal con hielo, de metal con funda de frío y -los más modernos- eléctricos con control digital.
Las bodegas termoeléctricas (las conocidas neveras de vinos que estamos tan acostumbrados a ver) disponen de una capacidad para seis o nueve botellas, son fáciles de utilizar, no ocupan mucho espacio y permiten enfriar el vino rápidamente).
La opción más económica y práctica, con modelos diseñados tanto para vinos como para cavas, son las fundas isotérmicas, que se enfrían en cualquier congelador, se amoldan a cualquier tipo de botella y siempre están disponibles.
Las champaneras (o hieleras) son el referente por excelencia en los restaurantes. Su principal ventaja es su rapidez a la hora de enfriar. Sus mayores inconvenientes son que no se controla completamente la temperatura final del vino y que además se moja la botella.