- Redacción
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- 2008-09-01 00:00:00
Antes de ir comprar una buena copa debería plantearse algunos detalles, porque eso de “cualquiera vale” tiene los días contados. Y no se deje seducir por el diseño, aunque el 99% del público lo hace, céntrese primero en su verdadera función: amplificar y mejorar las cualidades del vino, así que lo primero que debería tener claro son los tipos de vino que más le gustan, pues la cantidad y variedad de las copas dependerán de esos gustos. Los materiales básicos con los que se fabrica una copa son: sodio, potasio, cuarzo y además puede contener plomo. Si lo contiene (mínimo, un 24%) sería considerado cristal, con un aspecto nítido y con cierta elasticidad. Porque no todo lo que existe en el mercado es cristal. Una buena copa de cristal tiene que ser muy fina: cuanto más, es de mejor calidad. Las copas de mala calidad son más gruesas y al mirar a través del cristal hacen el efecto lupa, nos amplifican la imagen. También las podemos reconocer por el peso, que suele ser bastante mayor. Sin embargo, existe otra versión de copas sin plomo que no son de cristal. Suelen fabricarse para restaurantes, pues demuestran mayor aguante al ajetreo diario. Si se caen al suelo, resisten hasta treinta veces más que una copa de cristal (con plomo). Con respecto a la boca de la copa, es decir, por donde bebemos, cuanto más fina sea, mejor resultará el tacto. Debe estar tallada y pulida. Las elaboradas a máquina tienen una rebaba, no apreciable a simple vista, que puede almacenar gérmenes si no se limpia bien. El lavado debería ser a mano, por muy pesado que resulte, y no debe hacerse a una temperatura superior a los 70º C, a ser posible con detergentes neutros, sin elementos químicos que resulten agresivos. La copa debe estar exenta de aromas residuales. El secado debería realizarse con la copa colgada boca abajo, para no tener que repasar. Si no se puede, hay que secarla a mano, pero cuidado: nunca se debe coger por los extremos. Tenemos la costumbre de hacer la limpieza con el paño en rotación inversa, y eso podría ser motivo de torsión de la estructura de la copa y por lo tanto de rotura. Es usual verlo en restaurantes. El lugar perfecto para guardarlas es un armario sin olores. Y en el momento de servir el vino no debería enjuagarse Dicho todo esto, ahora sí podemos ir tranquilos a comprar una buena copa y disfrutar de nuestro vino como es debido. Su problema nos interesa. Estamos dispuestos a despejar todas sus dudas. Sólo tiene que escribirnos: Teruel, 7. 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid). Fax: 915183783.