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Granizo

  • Redacción
  • 2002-12-01 00:00:00

El granizo puede causar inmensos daños. Pero los vinicultores no están del todo desamparados ante las cabriolas de la naturaleza. El granizo cae frecuentemente de manera inesperada. Puede devastar amplias zonas de todo un paisaje o sólo estrechas franjas. En algunos casos, en sólo pocos minutos, las hojas pueden quedar totalmente desgarradas y los brotes y uvas considerablemente dañados, llegando a perderse cosechas enteras. Incluso el crecimiento de los años siguientes puede resultar afectado. Existe un modo de evitar este capricho de la naturaleza, pero es muy costoso. Se practica, por ejemplo, en los manzanares de la región de Steiermark: son los llamados «Hagelflieger», pilotos del granizo, que vuelan con pequeñas avionetas hasta las nubes de tormenta y les inyectan yoduro de plata. Cuando funciona, cae lluvia en lugar de granizo. Antes se intentaba con cañones, cohetes y mástiles altos, cargados con electricidad estática con la intención de desviar las tormentas. Pero todo esto demostró ser un fracaso. El granizo puede producirse ya en abril, y también poco antes de la vendimia. Si ocurre pronto en el año, las cepas aún tienen posibilidades de recuperarse un poco hasta el otoño. Si, por el contrario, las uvas ya están casi maduras, se produce la podredumbre ácida, llegando incluso, en ocasiones, a la fermentación en la cepa. Vinificar las uvas a pesar de ello es programar tonos de podredumbre y acidez volátil. Tratar el mosto con azufre o añadirle carbón activo puede reducir el problema, pero no eliminarlo. Con frecuencia, los productores de vino muy afectados por el granizo sólo pueden salvar la añada comprando uva sana o mosto/vino. En una situación similar, hace algunos años, una conocida finca vinícola alemana pudo comprobar que comprar resultaba muy rentable, porque los costes quedaban muy por debajo de los de la producción propia, y el producto final, avalado por el nombre conocido, aún alcanzaba buenos precios... Pero este caso es una excepción. Los productores cuyas cepas están en regiones con alta incidencia de granizo harán bien en contratar un seguro. En Alemania, alrededor de un 40 por ciento de la superficie de viñedos está asegurada contra el granizo, y en Austria llega a más del 50 por ciento. Las primas se calculan según las estadísticas de riesgo del granizo. La cuantía de las indemnizaciones la fija el propio asegurado; por 1.000 € de suma asegurada paga entre 20 y 80 €. El seguro contra granizo sólo se extiende a la pérdida cuantitativa; la disminución cualitativa no se considera. En caso de daños, unos peritos honorarios neutrales calculan a cuánto asciende la pérdida de la cosecha.

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