- Redacción
- •
- 1999-04-01 00:00:00
Prevenir en primer lugar y combatir después los ataques de las numerosas plagas y enfermedades que pueden dañar al viñedo es una tarea delicada, ya que lo ideal es facilitar la autodefensa de la propia planta y la acción beneficiosa de la fauna autóctona del viñedo, que es muy abundante, y que corre peligro de desaparecer con tratamientos químicos intensivos. De ahí que se tienda cada vez más a los tratamientos biológicos, sobre todo en la viticultura de calidad. Se trata de utilizar estrategias integradas, combinando técnicas culturales con una utilización racional de los productos fitosanitarios. Con las técnicas culturales se busca reducir al máximo los factores de riesgo; las prácticas de cultivo permiten eliminar, por ejemplo, restos de poda evitando así que los parásitos ataquen la cosecha del año siguiente. Otra forma muy útil de prevenir los ataques de enfermedades consiste en modificar las condiciones microclimáticas de la planta, mediante el desnietado, deshojado, etc., lo que crea condiciones poco favorables para el desarrollo de parásitos en la cepa.
Desgraciadamente, no siempre los métodos culturales resultan suficientes contra el ataque a fondo de los parásitos. Entonces hay que recurrir al tratamiento con productos fitosanitarios, como pueden ser el espolvoreado de azufre y el sulfato de cobre, especialmente contra la terrible enfermedad conocida como mildiu. La lucha química debe ejercitarse, en cualquier caso, oportunamente, aplicando los tratamientos en el momento en que su eficacia sea óptima, y solo en las dosis recomendadas.
Los dos hongos más perjudiciales para la vid son:
Oídio (Uncinula necator): Hongo procedente de EE.UU que produjo grandes destrozos en los viñedos europeos durante el siglo XIX. Las hojas y frutos toman un aspecto ceniciento, revienta los racimos y detiene el crecimiento de la viña. Transmite mal olor a las uvas afectadas y un gusto desagradable al vino elaborado con ellas. Se trata mediante pulverizaciones de azufre.
Mildiu (Plasmopora vitícola): Plaga terrible, propagada por el viento, que ataca las partes verdes de la viña provocando arrugas y manchas oleosas en hojas, flores y frutos. Se combate a base de pulverizaciones con el llamado “caldo bordelés” (sulfato de cobre). También suelen usarse fungicidas orgánicos de síntesis, penetrantes y sistémicos, aunque tienen el inconveniente de que algunos han dado origen a una mutación del hongo, por lo que pueden resultar ineficaces.