- Redacción
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- 2002-10-01 00:00:00
Existen estudios que sugieren que beber un vaso de vino tinto en las comidas y adelgazar al mismo tiempo no son dos aspectos incompatibles. Así lo han manifestado los expertos de la Universidad de Colorado (EE.UU.). Una posible razón de que el vino no afecte al aumento de peso es que el alcohol se metaboliza de forma distinta al resto de calorías que contiene la comida. Según los investigadores de dicha institución americana, el consumo moderado de vino tinto no modifica los niveles de glucosa y de insulina en la sangre, que por otro lado suelen subir cuando se gana peso.
Todo tiene que ver con la relación ecológica de nuestros antepasados con su entorno, que configuró unos peculiares hábitos alimentarios y que hoy constituyen la denominada dieta mediterránea, tradicionalmente basada en la “trilogía mediterránea”, es decir, en el trigo, el aceite y la vid. Este término trataba de definir el conjunto de costumbres gastronómicas de la población de Creta que, al igual que las de griegos y romanos, se caracterizaban por el consumo de aceite de oliva, cereales, verduras frescas, fruta y vino. Hemos hablado mucho sobre esta dieta, no sólo por ser saludable, sino por ser un estilo de vida, pero conviene ahondar en el vino como alimento, incluso saber que existe una dieta del vino.
Por su valor nutritivo, el vino es considerado un alimento completo. Aporta al organismo una serie de elementos perfectamente asimilables. Contiene vitaminas como la A, C y varias del complejo B, además de pequeñas cantidades de hierro. No es una bebida baja en calorías, pero en una dieta saludable se puede incluir una cantidad prudente de vino. Una copa de vino de 150 cc. tiene cerca de 100 calorías. Con estos datos se puede analizar la aportación del vino en una dieta para perder peso.
Entre las innumerables dietas que existen hoy en día (del Dr. Atkins, Jenny Graig, Weight Watchers..., altas en proteínas, bajas en grasas y demás), faltaba una más: la Dieta del Vino. Lo primero es consultar al médico y que determine las calorías necesarias para lograr el peso deseado. Esta dieta se basa, principalmente, en un estudio de las calorías y en mucho sentido común. Hay que eliminar las comidas con altas calorías, despedirse de las grasas y evitar las frituras y las bebidas con gas. La única bebida que se permite, además del vino, es el agua, y el resto dependerá de usted. Según los creadores de esta dieta, su peso no comenzará a bajar hasta pasadas tres semanas.
Pero lo importante, al margen de dietas más o menos estrictas y serias, es disfrutar comiendo y bebiendo. Deleitarse con alimentos saludables y de primerísima calidad, y tener la costumbre de hacerlo todo con moderación. Nunca se debe privar al organismo de manjares que, además de ser sanos, tengan la virtud de ser placenteros. Nuestro cuerpo lo notará y lo agradecerá.