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"Tomad y bebed"

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  • Redacción
  • 2017-04-02 11:40:37

"Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre…". En la Eucaristía, el momento de la consagración es el de la transubstanciación, la transformación del vino en la sangre de Cristo. Pero, ¿qué tipo de vino se utiliza durante la misa?

E l sacramento de la Eucaristía fue instituido por Jesús de Nazaret durante la Última Cena que celebró junto a sus doce apóstoles. Una cena en la que, según la gran mayoría de expertos, el vino que se sirvió debió de ser un antepasado directo de nuestra actual Syrah, variedad de origen persa que hace dos mil años era la más habitual en toda Palestina. Obviamente, la forma de elaborar el vino hace más de dos milenios era muy distinta a la actual, pero si damos por cierto que la variedad utilizada fue Syrah, el vino en aquella primera Eucaristía de la historia debió tener aromas de fruta fresca, buena acidez y cuerpo medio.

En cualquier caso, aquel vino no tenía nada que ver con el actual vino de misa, cuya elaboración se reguló en el Concilio de Florencia de 1438 y el Concilio de Trento de 1545. Una regulación que fue posteriormente recopilada por el concilio eucarístico diocesano de Barcelona celebrado en 1944 y definitivamente fijada en el libro El Pan y el Vino Eucarístico, obra fundamental de Eduardo Victoria, padre jesuita, químico y  pionero de los estudios de química orgánica en España.

El vino de misa debe ser desde entonces natural, fermentado con levaduras naturales, sin colorantes ni conservantes –aunque sí puede utilizarse la clara de huevo como clarificante– y además no debe proceder de vides salvajes. No se permite la chaptalización o adición de azúcares de forma exógena pero sí la pasificación de la uva exponiéndola al sol para que concentre de esta forma sus azúcares.

Por lo que al color del vino de misa se refiere, puede ser tinto o blanco y se prefieren los vinos dulces como el moscatel en atención al ayuno del oficiante, aunque no hay ningún inconveniente en que sean secos. Conviene sin embargo recordar a este respecto que en la Iglesia Ortodoxa se prefiere la utilización del vino tinto por su semejanza de color con la "sangre de Cristo". Tampoco hay ninguna especificación respecto a la graduación alcohólica, que normalmente oscila entre los 11 y los 15 grados, aunque, eso sí, aquellos sacerdotes que hubieran tenido problemas de alcoholismo están autorizados por el Vaticano a utilizar durante la celebración de la misa vino sin alcohol.

Aunque en muchos países la Iglesia posee viñedos propios desde la Edad Media, son muchas las bodegas de todo el mundo dedicadas a la elaboración de vino de misa, como sucede en España con la valenciana Cooperativa de Turis, Bodegas Camilo Castilla en la localidad navarra de Corella o De Muller, bodega que contó con la colaboración del ya mencionado Eduardo Vitoria, fundador del instituto químico de Sarriá. De Muller goza del Certificado Eclesiástico que los arzobispos de Tarragona le vienen concediendo desde 1883 y es además Proveedor Oficial Pontificio de vino de misa del Vaticano que, por cierto, es el país del mundo con mayor consumo de vino per cápita con 52,26 litros anuales por persona.

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