• Redacción
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• 2017-05-04 12:47:33

Los vinos lucen sus virtudes en los concursos organizados para determinar cuál de los participantes será merecedor de una de las ansiadas medallas, pero... ¿Para qué se organizan? ¿Quién los premia? ¿A qué pruebas se ven sometidos?

U n ejercicio de cata encierra una gran complejidad,  puesto que con él se pretende construir un juicio de la calidad del vino lo más objetivo posible con las herramientas más subjetivas que existen: los sentidos. En un concurso, para que las codiciadas medallas sean entregadas a los vinos participantes de forma justa, existen una serie de complejos protocolos con el fin de diluir cualquier tipo de sesgo que pudiera influir en el resultado final.

Los catadores son expertos en la materia con una dilatada y contrastada experiencia y conscientes de que de su trabajo  depende el éxito de muchas bodegas que presentan sus vinos con la esperanza de obtener un merecido reconocimiento. Además, estas medallas cumplen un importante papel informativo para el consumidor aficionado o poco especializado. En muchas ocasiones, es la etiqueta del galardón obtenido pegada en la botella el único argumento de compra.

Del 5 al 7 de mayo se celebra en Valladolid uno de los concursos más prestigiosos del panorama enológico, el Concours Mondial de Bruxelles, cuyo principal objetivo es el propio consumidor. Esta gran maquinaria sirve única y exclusivamente para dar una máxima garantía en lo que se refiere a la entrega de medallas.

El Jurado está formado por unas cincuenta comisiones compuestas de entre cinco y siete catadores. Tres de estas comisiones están reservadas a los vinos fortificados (Porto, Jerez, Madère, etc.) y otras tres comisiones se dedican a los vinos rosados. Todo se aplica para garantizar óptimas condiciones: luminosidad, higrometría y temperatura ambiente (de 18 a 22°C) son estrictamente controladas; silencio monacal en las salas de cata, copas y servicio irreprochables; control constante de los frigoríficos para asegurar el servicio de los vinos a la temperatura adecuada, etc.

Las muestras que deben ser catadas se agrupan en series homogéneas, creadas de acuerdo a las características declaradas por el productor y por los certificados de análisis, después de haber controlado la exactitud de las inscripciones en cada categoría. Las series se crearán en algunas ocasiones según el origen, el tipo de producto y según el origen geográfico. A cada comisión se le asigna un listado de 4 a 6 series que serán catadas en el orden definido por la organización, con un máximo de 50 muestras cada mañana. La organización del Concurso garantiza el anonimato total de las muestras tanto en la etiqueta como en la forma de la botella. La única mención revelada a los catadores es la añada. Se evalúan criterios referentes a los aspectos visuales (limpidez, aspecto y cuando proceda, efervescencia), olfativos (intensidad, franqueza y calidad) y gustativos (intensidad, franquicia, calidad y persistencia). Al término de las catas, a cada muestra se le asigna una nota porcentual y solo los vinos con mejores resultados podrán obtener las preciadas Medallas: Gran Medalla de Oro, Medalla de Oro y  Medalla de Plata, además de los trofeos Revelación Wines.

Conviene recordar que el Concours Mondial de Bruxelles es el primer concurso internacional que ha establecido un control a posteriori de los vinos premiados con el fin de garantizar la legitimidad de sus resultados. Después del concurso, una amplia selección de muestras premiadas es analizada por un laboratorio certificado y catada por un equipo de enólogos con el objetivo de comparar estas muestras con los vinos disponibles en el mercado.