- Diana Fuego
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- 2022-10-31 00:00:00
El genio ampurdanés, fascinado por los placeres del vino, penetró en sus misterios con exquisita irreverencia en 'Los Vinos de Gala', una guía que los clasifica en función del origen y de las sensaciones que provocan.
L a impetuosa Tramontana enredó cada trazo de Salvador Dalí con su inspiración salvaje y enloquecida. El genio surrealista, hijo del magnético Empordà, danzó con todos los placeres terrenales, y especialmente con el vino, al que dedicó una suerte de manual hedonista: Los vinos de Gala, ganador del Gourmand World Cookbook Awards 2018.
En esta obra hecha de sensualidad, textos subversivos e imágenes fascinantes y turbadoras, se adentra en los misterios de un "sueño milenario" y guía al lector a través de sus irreductibles caminos: "A partir de ahora ya no beberéis vino, sino que degustaréis misterios", asevera, tan enigmático y elocuente como su arte.
"Del mismo modo en que se ha de seguir el pensamiento daliniano, hay que soñar largamente para llegar a penetrar el misterio de un gran vino, instalarse en la química de su profundidad y descubrir, maravillado, que de un mundo líquido de rubíes, el viñador ha hecho un drama de luz. Así, beber un gran burdeos, un gran borgoña, es beber genio, ¡es beber las estrellas! Este libro aspira a ser un servidor y un guía de las fuerzas de la belleza que gobiernan el mundo". Con esta poderosa introducción, Dalí abre las puertas a un universo delicioso e irreverente, y clasifica sus vinos favoritos en función de su origen y, lo que es más revolucionario, de las sensaciones que provocan.
En la primera parte, Los diez vinos del Divino, se sumerge en vinos propicios al encantamiento, hábiles para inflamar la imaginación o tocados por la leyenda, y en regiones vinícolas tan atrayentes como Burdeos, Borgoña, Jerez o California: "Los vinos de Francia dibujarán una tierra labrada con pasión, brillante de nombres confrontados con la savia golosa de los siglos; el jerez rendirá homenaje al país de Dalí (...) Sembrarán las tierras de nuestra tentación y, derribando las puertas de nuestras arideces, harán madurar nuestros sentidos al fuego de su genio".
El champagne, por ejemplo, lo describe como una fiesta sensual e inagotable: "Champán y poesía, ha llegado el momento de catar, llega la pretensión del deseo, estalla la fiesta. Nuestra copa de flauta se inflama y crepita, las burbujas imaginan una proyección del verano". Y, cuando dibuja el vino de Syrah, se remonta a las raíces más históricas y profundas de la vid: "Los pámpanos de la viña se entrelazan con la cronología humana con tal intimidad, que explicar el vino es relatar la humanidad. Esto es lo que sucede con el shiraz, hoy en día más un recuerdo que un vino, pero el más venerable de los recuerdos, el inicial...".
Los vinos de Burdeos seducen a Dalí con su magia generosa y sensual –"Besadle con los labios en el borde de la copa y os lanzará un hechizo de amor"–; y, el Jerez, con su alma andaluza y su pellizco salino y embriagador –"Respirad este vino, rezuma poesía"–.
Los 10 vinos de Gala ponen nombre a la segunda parte de esta inusual guía, donde el genio agrupa los vinos en función de las sensaciones que desatan en su eterna musa y amante, y en él mismo.
El Beaujolais, el Rioja o el Chianti forman parte de los Vinos de gozo, "portadores de una armonía cargada de alegría, compuesta alrededor de una línea melódica desnuda, pura hasta lo inmaterial, ardiente y gozosa como un rayo de sol".
Los Vinos de púrpura, como el Borgoña tinto, algunos vinos de Sudáfrica o el Châteauneuf-du-Pape, "murmuran en lo más íntimo de nuestro subconsciente. El b0rgoña soberano no puede dejar de invocar en su pensamiento al sol, las sedas, las piedras preciosas. Cualquier otra aproximación le parecería indigna de su fervor. No analiza, ¡sueña!".
Ante los Vinos voluptuosos, según Dalí, no queda sino rendirse: "No es posible mantenerse indiferente a esa victoria del hombre". El sauternes, el Coteaux-du-Layon, el vouvray o el tokaj, nacidos de una agonía sublime, son algunos de sus dulces y vertiginosos abanderados.
Para los Vinos de velo –como el Jerez o el Château-Chalon– reserva un lugar privilegiado, ya que "preparan su turbadora alquimia tras un velo misterioso, sin duda para conservar mejor sus secretos".
Cierran este peculiar lienzo de pámpanos los originales y quiméricos Vinos de lo imposible, entre ellos los vinos de paja, de hielo o el retsina griego.
La impredecibilidad del vino y el encendido combate que encarna la viña para el viticultor inspiran al genio ampurdanés hasta el punto de concluir que este, solo con sus manos, despierta las fuerzas prodigiosas de la materia. "El vino es hijo del azar. Es tan evidente que jamás es parecido a sí mismo. Tanto puede ser suntuoso como enclenque, tanto bullicioso como discreto, y se divierte desbaratando todos los pronósticos". Exactamente igual que él.
El hedonista definitivo
La sensualidad, el surrealismo y la imaginación desbordante que caracterizan la obra de Salvador Dalí se vuelcan en sus dos guías epicureístas: 'Los vinos de Gala' y el explosivo libro de cocina que le antecedió, 'Les dîners de Gala'.