- Redacción
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- 2012-12-01 09:00:00
capítulo 8: En el año 1498, el emperador alemán Maximiliano I promulgó una especie de ley de pureza del vino. Francia le siguió 400 años después, surgiendo así la moderna Ley del Vino.
El vino es un producto elaborado a base de uvas frescas. Así lo reglamenta la Ley del Vino en Francia desde 1907. Preceden a esta normativa décadas de boom del vino y de mezclas inciertas, y en los últimos tiempos hasta revueltas de vinicultores que casi llegaban a parecer una guerra civil. Todo comenzó en el año 1776, cuando se eliminó un privilegio de la ciudad de Burdeos: desde la Edad Media, los ciudadanos estaban autorizados a vender y exportar sus vinos antes que los vinicultores ajenos a la ciudad, es decir, el puerto de exportación de vinos más importante de Europa prácticamente les pertenecía. Tras la caída de los privilegios comerciales, empiezan a circular libremente los vinos del sur de Francia por el Canal du Midi, que enlaza el puerto mediterráneo de Sète con Burdeos, y así pueden acceder al Atlántico y sus rutas marítimas comerciales. El Languedoc y el sur del Ródano (que es parte del Languedoc tanto geográfica como administrativamente) producen más y más uva, parte de la cual se elabora como vino de calidad, y con la otra parte se produce aguardiente en las muchas destilerías de la región.
En la segunda mitad del siglo XIX, Francia se industrializa rápidamente y de manera permanente. En el Norte prosperan las tejedurías de seda, la metalurgia y la minería de carbón. La mano de obra barata está muy solicitada y la población rural de las provincias (pobres) del Sur emigra masivamente a los nuevos centros. “Para poder realizar de manera eficiente su trabajo cotidiano, los trabajadores necesitan una bebida euforizante y energética que además no sea cara”, escribe un autor de la época. La demanda de vino se dispara. ¿Y qué región, si no el Languedoc, es capaz de suministrar semejante bebida en cantidades casi ilimitadas? Una vez más, comienza la batalla de las nuevas plantaciones en el Sur. Las variedades tradicionales se sustituyen por otras más productivas; el agrónomo Guyot (al que debemos el método de poda actual) y el químico Pasteur (inventor de la fermentación y la pasteurización) viajan al paraíso emergente para dar consejos a quien se los pida; y en Montpellier, Narbona y Béziers, los más hábiles para el comercio del vino se hacen ricos de la noche a la mañana. En 1875 se recoge en Francia la mayor cosecha de uva de todos los tiempos: 84 millones de hectolitros (como referencia, en 2011 se vendimiaron 50 millones).
Solo un año después, la vinicultura francesa está al borde del desastre: la filoxera destruye la gran mayoría de los viñedos. Pero como la demanda de vino sigue al alza, pronto cualquier modo de producirlo parece bueno. Especialmente popular es el procedimiento de hacer vino con uvas pasas (procedentes del norte de África o los Balcanes), azúcar (el Norte produce azúcar de remolacha en grandes cantidades) y agua. Paralelamente, en el Sur se reactiva la producción de vino gracias al injerto sobre pie de cepa resistente. Los nuevos viñedos de gestión industrial, propiedad de latifundistas, rinden más que nunca. Las que se quedan por el camino con su cosecha son las pequeñas bodegas rurales, a las que la avalancha de vino amenaza con el hundimiento. En 1907 se producen revueltas de vinicultores en Narbona, Béziers, Carcasona y Nimes, y el ejército dispara contra los vinicultores, aunque el regimiento de Infantería nº 17 se amotina.
Bajo la presión de estos acontecimientos, el Parlamento francés aprobó el 29 de junio de 1907 una ley de emergencia que definía por vez primera lo que debe ser el vino: “Un producto exclusivamente elaborado con uvas frescas o mosto fresco”. Así, 400 años después del edicto del Emperador Maximiliano, Francia retoma la antigua idea de servir al consumidor vino puro y verdadero, estableciendo así las bases de la legislación moderna del vino.
>> En el próximo capítulo:
En 1756, el marqués de Pombal ordena marcar con hitos los límites de la región del Douro superior en Portugal. Oficialmente se le considera el creador del concepto de
Denominación de Origen Protegida.
Siglos XIII y XIV
Los ciudadanos de Burdeos adquieren el privilegio de vender y exportar sus vinos antes que los demás vinicultores.
1775
El ministro de Economía francés Anne Robert Jacques Turgot deroga todos los antiguos privilegios comerciales, lo cual no solo beneficia a los vinos del Languedoc.
1875
Francia vendimia 84 millones de hectolitros, la mayor cosecha de todos los tiempos.
1880
Dos tercios de las cepas francesas han caído víctimas de la filoxera. El vino se convierte en un bien escaso.
1890
Francia importa un millón de toneladas de uvas pasas del sur de Europa, la base para tres millones de hectolitros de vino artificial.
1907
Los pequeños vinicultores no pueden vender su cosecha, se producen revueltas. El Parlamento francés aprueba una ley de emergencia que define el vino como un producto exclusivamente elaborado con uvas frescas o mosto fresco.