- Redacción
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- 2004-03-01 00:00:00
Con una vendimia en el mercado y otras dos en la cuna, Jaros ha demostrado que la experiencia de la empresa y el equipo, la bondad de la tierra y la uva y un derroche de mimo, aún pueden dar sorpresas en La Ribera del Duero. sta carretera, que comparte trayecto con el Duero, es como el ordenado catálogo de una enoteca. Kilómetro a kilómetro, cerro a cerro, valle a valle se suceden los nombres míticos de La Ribera, y cada indicador despierta las papilas de la memoria y hace la boca agua. Algo tendrá ese río para ser capaz del milagro, para convertirse en tales vinos. Así lo entendieron los entendidos. Y así, el grupo Hebe, el sólido proyecto de la familia Osborne-Osborne, incorporó esta joya a las bodegas de Toro y Priorato. Y en el año 2000 se hicieron con la hermosa finca en el vecindario de lujo. 108 hectáreas con 20 de viñedo viejo, con 25 de perfumadas sabinas, ahora ya con otras 35 de cepas nuevas de Tinto Fino y, para este año, Cabernet Sauvignon y Merlot, apenas un lunar de dos hectáreas y media, la experiencia inevitable. La finca El Quiñón, en torno a la flamante bodega, es una terraza ligeramente inclinada que, por orientación, altitud y suelos compone un crisol de pagos bien diversos. El Presidente, Borja Osborne, puede dibujarlo con los ojos cerrados. El enólogo, Ramón Vaca, señala con una pizca de merecido orgullo la paulatina transformación de la geografía, la huella humana y sabia sobre las dos hectáreas de tierra arcillosa de Pago del Jaro, a la entrada, sobre las 40 del Pago de La Piedra, entreverado de arcilla y calizas que se alzan en pendiente hasta el bosquecillo, y baja la voz, con inútil discreción, para contar la historia del bandolero romántico que da nombre al vecino Pago de Chafandín, 20 has. que nutren penosamente racimos sueltos, de granos menudos, puro hollejo, la garantía de concentración, de estructura, de duración y poderío en un tinto. Los altos son más pedregosos, menos fértiles, pero aún así la finca es fácil de trabajar. Incluso la cuna de lo más excelso, las dos hectáreas de cascajo que conforman el Pago del Majuelo Viejo, tan viejo que ha cumplido más de 80 años. El corazón de la bodega Todo está a la vista, en el paisaje y dentro del edificio, todo diáfano y eficaz, pulcro, cuidado. Sólo el clima puede jugar una mala pasada. Por eso, cuando cae la niebla y el río esparce a jirones su humedad deprimente, Ramón clama al cielo o se refugia en sus dominios -en lo que domina plenamente, sin el azar del clima- en el bien dotado laboratorio con vistas o, mejor aún, en la extensa y recóndita sala donde reposan 812 barricas, o en el rincón donde, por jugar, por experimentar, porque sí, se permitieron el lujo de construir tres grandes tinos de madera para fermentación. Un lujo más -como la selección sobre el terreno, como la puntillosa selección final grano a grano en la mesa rodante- para mimar los 300.000 litros que elaboran anualmente. En esa alegre sala de refulgente suelo rojo, de columnas y paredes amarillas se crían Jaros, Chafandín y las limitadísimas selecciones de lo que se anuncia como Sed de Caná, exclusivamente en barricas de roble francés. De ahí pasan a la embotelladora, en una sala climatizada y, con el tiempo necesario, al botellero. La primera elaboración, Jaros 2001, ya sentó cátedra. El propio Consejo Regulador de la Ribera del Duero lo seleccionó junto a siete vecinos de alcurnia para representar a la D.O. en la prestigiosa feria internacional Vinitaly. La nueva etiqueta, Chafandín, que se presentó recientemente en Zalacaín, es resultado de un estricto trabajo de selección, elaboración y crianza del que han salido apenas 12.672. Es un vino de Pago, en el que se expresan las características singulares de esa parte de la finca y la edad de las cepas, y es el primer exponente de las selecciones especiales que actualmente se elaboran de los diferentes terruños de la finca. Ese cuidado por plantar lo adecuado a cada terreno, vendimiar, elaborar y criar cada pago por separado, es el que sustenta la filosofía de la bodega. Consiste en un canto a la diferencia, en el diseño de cada vino, respetando su peculiar personalidad. Y eso es algo que deslumbra en la copa. Bodegas del Jaro Ctra. de Renedo, km. 39. Finca El Quiñón 47315 Pesquera del Duero (Valladolid) Tel.: 900 505 855 Fax: 956.85.23.39 www.bodegajaro.com E-mail: info@bodegajaro.com