- Redacción
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- 2009-07-01 00:00:00
El principio fue la tierra. Una espectacular viña ondulada, Monte Carbonero, tierra de La Alcarria y de Toledo, alta, bien ventilada, de suelo arenoso y arcilloso, de modo que refleja el sempiterno sol y retiene y drena a la vez la avara lluvia de La Mancha. Antes aún fue una familia -los Cantarero-, que desde hacía mucho dominaba la uva del entorno de su villa conquense, Fuente de Pedro Naharro. La actual generación son los tres hermanos, Jesús, Ana y Rocío, dinámicos, tenaces, inagotables y tocados con ese punto de osadía que conduce al éxito. Así, además de la bodega, Jesús auspició y preside la reciente Denominación de Origen Uclés, la novena de la región, a la que se adscriben sus vinos Mesta y Misterio. En 1997 plasman la vocación bodeguera, construyen una casona clásica en torno a un vasto patio manchego, hermosa, eficaz y crecedera. Son 20.000 metros donde se procesan sin apreturas dos líneas independientes, para blancos y tintos, y donde, en perfectas condiciones de climatización, reposan 2.500 barricas y 400.000 botellas en un sólido botellero de ladrillo mozárabe. La tierra desde el espacio A lo largo de estos años, toda su labor se fundamenta en una permanente investigación basada en conocimiento y respeto al terruño, que tomó cuerpo en el primer estudio en profundidad promovido por una bodega particular sobre su territorio y clima. El proyecto Terroir ha supuesto determinar en el viñedo el lugar idóneo para cada variedad de uva. Y posteriormente -como microterroir-, calificar la calidad de cada parcela para aplicarla a un vino determinado, además de su momento idóneo de madurez, lo que permite racionalizar el proceso de vendimia y optimizar la rapidez de llegada de uva a bodega y con ello el perfecto estado del grano. La naturalidad no nace, se hace. Desde el año 2005, un satélite ha hecho llegar periódicamente imágenes en alta resolución que siguen el desarrollo de la viña en cada etapa de su vida vegetativa. En paralelo, unas catas del terreno exhiben minuciosamente el funcionamiento del suelo y las raíces. Todo, como explica Ana Cantarero, para “descubrir y expresar la tipicidad de cada terroir en cada vino”. De modo que se crían en óptimas condiciones 350 hectáreas de Tempranillo, la reina de la casa, 35 de Merlot y de Cabernet Sauvignon, 30 de Syrah y 50 de Verdejo, Sauvignon Blanc y la curiosidad de una Moscatel de grano menudo. En cuna de roble El Fontal Crianza, el Vendimia Seleccionada y el Misterio de Fontana estrenan barricas de roble americano para perfeccionar sus modales entre 10 meses a un año. Las barricas de segundo uso, es decir, ya bien educadas y sin excesos, son las que acunan Quercus, el estandarte de la bodega. Se elabora con Tempranillo de la mejor parcela antigua, de mas de 40 años, recogido racimo a racimo. Se macera cuidadosamente durante un mes para que salga a luz toda su riqueza aromática, la estructura plena, la golosa madurez de la uva, y después de la fermentación maloláctica se encierra en las mejores barricas durante 15 meses. Empezó a elaborarse con la vendimia de 1999, apenas 8.500 botellas que fueron aumentando hasta 38.000. Pero ahora, su décimo aniversario se celebra con una puntillosa selección de 14.500 botellas de 2005 que Ana, la directora, define como “una joya de colección, un vino exclusivo vestido con una obra de arte, la etiqueta diseñada por el pintor Jesús Mateo”, el artista que concibió y realizó el sorprendente mural de la iglesia de Alarcón, declarado de Interés Artístico Mundial por la Unesco, loado por artistas de todos los campos y convertido en el monumento más visitado de la provincia. Para resaltar la excelencia de Quercus, acude al oro y a evocaciones de divinidades tan ancestrales como la tierra que lo ve nacer y que deja en la copa su profundo sello mineral. Bodegas Fontana C/ Extramuros s/n 16411Fuente de P. naharro (Cuenca) Tel. 969 125 433 / Fax 969 125 387 E-Mail: bf@bodegasfontana.com www.bodegasfontana.com