- Redacción
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- 2008-02-01 00:00:00
Tintos frutales y profundos, un blanco sorprendente, obras reconocidas por múltiples premios son el resultado de un nuevo equipo y una nueva bodega, tan eficaz como bella, abierta al visitante. Desde su terraza, con una copa en la mano, se asimila el espíritu de La Rioja. Bajo el farallón de Sierra Cantabria, que se alza como un muro protector, la Rioja Alavesa es un territorio bastante llano. Para vigilarlo, para contemplarlo, se inventaron las torres almenadas de los castillos, los campanarios de las iglesias y, más recientemente, el sorprendente hito que es un faro de bodega. Es la nueva imagen de la bodega Luis Alegre, la que define al nuevo equipo que, desde finales de los años 90 ha impuesto una rigurosa filosofía de cuidado y calidad en todos los detalles. Es un equipo joven y con una preparación profesional tan seria como entusiasta. Por ejemplo, tres ingenieros agrónomos de los que uno, Alejandro Simó es especialista en un capítulo infrecuente: la madera que se ensambla en tinos y barricas. O el asesoramiento enológico de “Más que Vinos” personificado en una enóloga imaginativa y experimentada como Alejandra Schmedes,y Pablo en Bodega, Gregorio en el campo... El triunfo del color Bueno, quizá lo de joven sea un poco eufemista pero revela también el espíritu del arquitecto, de Joaquín Aracil, emérito catedrático de arquitectura en Madrid y que, cumplidos los 70, ha derrochado ingenio, alegría lúdica, eficacia, originalidad y estética en la obra de la nueva bodega. Es circular, centrada en un grueso pilar, un cilindro que atraviesa los 4 pisos, desde la sala de barricas, 15 metros bajo tierra, tallados en roca, hasta el mirador del comedor, como una pecera frente al horizonte. La forma es cómoda, ahorra espacio y desplazamientos. Pero lo que favorece el trabajo aún más es el color, contrastes sorprendentes, tonos escandalosos, desde el berenjena al suelo epoxi lila, el verde pistacho de los muros curvos, al rojo carmín de las losetas del suelo de la sala de elaboración. Una viveza diseñada con mimo por el propio arquitecto para estimular el ánimo de cuantos visitan o trabajan en esos espacios. Y eso se hace notar en el resultado, en la dedicación al vino. Un comedor para los cinco sentidos La inversión de la “nueva” bodega ha seguido un equilibrio ejemplar entre las instalaciones y el viñedo, que con 52 has. cubre el 70% de las necesidades de su medio millón de botellas anuales. Se compone de una herencia de 16 has. de viña vieja, más otra moderna, elegida, y se distribuye en pagos de expresión diferente, en Laguardia, Labastida y Samaniego en Rioja Alavesa, y Cenicero, en Rioja Alta Se vendimia a mano y va a parar directamente a la mesa de selección portátil que se coloca en medio de la viña. Así no solo se selecciona la uva perfecta, como en tantas bodegas hoy en día, sino que se elimina cada grano estropeado antes de que entre en contacto y pueda contaminar a sus vecinos con hongos o esporas o gustos espurios. Ya en bodega el proceso de uva-mosto-vino se realiza todo lo posible por gravedad, sin forzar, en depósitos de acero y de cemento, la última moda retro que aquí, con talante visionario, construyeron hace ya 4 años. Al lado, un espacio pulcro, que se pensó para el lavado de barricas, se dedica a un exquisito capricho: 35 barricas, las mejores del mercado, para fermentar un blanco de Viura cuya temperatura de fermentación (15º C) se mima en cada barril, con bastones de acero por los que discurre glicol helado. El resultado aún duerme después otro año en botella. Lo dicho, un capricho delicioso. El otro es un pequeño tino de tinto, el Pontac, que se bautizó así en homenaje a un innovador del mundo del vino, Arnauld de Pontac, parlamentario de Burdeos en el S. XVII y propietario de Haut Brion. Nombre adecuado para un vino de excepción. El mejor sitio para probarlos es el comedor de la planta alta, mirando a las viñas donde crece, a la tierra que lo alimenta, a la imagen de la historia y la tradición plasmada en los pueblos de los alrededores y a esa mole generosa que los libra del agua y los malos vientos. La que hace grandes vinos. Bodegas luis alegre Ctra. de Navaridas, s/n 01300 Laguardia (Álava) Tel. 945 600 089 Fax. 945 600 729 luisalegre@bodegasluisalegre.com www.bodegasluisalegre.com