• Redacción
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• 2008-01-01 00:00:00

Jesús Martínez Bujanda es un referente de la moderna enología riojana. Respetuoso con la tradición, conservó en todas sus creaciones la filosofía de sus antepasados, nutrirse de viñedo propio, para controlar desde la base la materia prima de sus vinos, y ese aprecio histórico por los vinos criados, por los reservas y grandes reservas que exigen, para envejecer con dignidad, uva seleccionada y sabia enología y madera noble. Sus hijos, Carlos, Ana y Jesús, han aprendido codo con codo esos principios, y también la tenacidad, la capacidad de trabajo y el valor por las apuestas revolucionarias. En fin, lo que pone en pie una gran empresa y que ahora, independiente de la familia, supone un nuevo reto. De hecho, en la sala de máquinas de Valdemar el estilo del panel de control trae a la memoria que fue uno de los primeros que se instaló en la zona, que su nave de elaboración estrenó antes que nadie, y con cierta prevención por parte de los vecinos y de los bodegueros del momento, la centralización de los depósitos de temperatura de fermentación controlada que se convertiría en el abc de la elaboración actual. Creación, día tras día Claro que la construcción de la bodega en 1983 ya era, de base, revolucionaria. Jesús es ingeniero y, por encima de otras consideraciones, la diseñó con criterios racionalistas, funcionales. De modo que, aunque ha pasado el tiempo, sigue resultando amplia, cómoda y eficaz. Por ejemplo, la vorágine o el descoloque de los momentos de vendimia y elaboración no afectan a la paz y la pulcritud de las naves de guarda, donde no llega ni el sonido. Y es que la limpieza y el orden son una obsesión de la casa, que se aplica tanto a las naves históricas, de trabajo, como a las deslumbrantes zonas modernas, el amplio bar, la mesa de cata asomada al viñedo por una pared de cristal o la nueva sala de barricas dedicada al Inspiración y el blanco fermentado en madera. Bajo ella, la enoteca guarda, tras sólidas rejas en cuartitos circulares envueltos en nichos, tentadoras botellas que conforman, vendimia a vendimia, la historia de la bodega. Inspiración, tienes nombre de vino Contrasta la estética más actual y el estilo o el método de trabajo tradicional, como las barricas apiladas a cinco alturas manualmente, con cuñas, o los jaulones de madera en el botellero. O como la transformación en ciernes del etiquetado de los Conde de Valdemar y Esencia Valdemar que se visten, uno de blancos purísimos, y los otros de diferenciadoras cápsulas coloristas, inconfundibles. O los especiales, como la edición limitada 2003 de la que sólo salieron 12.000 botellas y que sólo se elaborará en añadas que lo merezcan. Pero sin duda la novedad más sonada es una nueva gama de vinos innovadores, profundos, originales y deliciosos. Dos vinos, Inspiración Valdemar Graciano e Inspiración Valdemar Edición Limitada, que con el comienzo del año serán tres, ya que se amplía la gama con el más moderno de ellos. Para hacerse una idea, la añada 2003 se caracteriza por un aroma a frutos negros maduros junto con tostados cremosos, matices especiados con un sutil aroma mineral. En boca es un vino redondo, graso, con volumen de taninos fundidos. Es complejo, lleno y de gran persistencia final. Esos juegos sólo se pueden permitir gracias a los viñedos propios, cuidados como jardines, San Quintín y Alto Cantabria en Rioja Alta, Valdemoreda, El Altillo y Las Canteras en la Alavesa, dedicadas por supuesto a la reina de Rioja, la Tempranillo, pero con una especial dedicación a Graciano y con la esperanza puesta en variedades experimentales de las que alguna ya aporta su toque al Inspiración. Es el toque secreto del chef que, después de 18 meses de barrica nueva se conjunta en un esplendor de aroma y un goloso y permanente paladar. Valdemar renace así, con renovada viveza y solidez, y con el genio de siempre. Bodegas Valdemar Camino Viejo s/n 01320 Oyón (Álava) Tel. 945 62 21 88 Fax 945 62 21 11 info@valdemar.es www.valdemar.es