- Redacción
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- 2007-05-01 00:00:00
La fachada alegre, blanca, con ventanas de ladrillo y piedra, tiene un vago estilo francés, como los tinos y la crianza en barrica, que dejó huella en Rioja y sus bodegas, como el propio vino, y la innovación que no cesa. Frederick Anglade Saurat da nombre a la más reciente creación de bodegas Franco-Españolas. El nuevo vino se ha bautizado como Barón de Anglade en honor al fundador, un famoso bodeguero que llegó de Burdeos cuando la filoxera esquilmó los viñedos franceses. Encontró en La Rioja una tierra, suelo, clima, variedades de uva y, sobre todo, tradición vitivinícola humana donde reconstruir su bodega y su firma. Más aún, encontró una base donde asentar vinos elaborados con la evolucionada tecnología francesa pero con carácter y personalidad propia. Construyeron la bodega junto al Ebro, mirando a la ciudad desde la otra orilla, donde luego se construyó el «eifeliano» Puente de Hierro. Un caserón hermoso y alegre, de fachada blanca animada por vanos de ladrillo rojo y piedra blanca. Una bodega espaciosa, sustentada en bóvedas impresionantes, que permanece tan viva y activa y tan primorosa como el primer día. Esos muros vieron nacer el elegante y potente estilo tradicional de La Rioja que en Franco Españolas ha cumplido 117 años, tan pimpante. Con el tiempo, la empresa pasaría a capital exclusivamente español. Más tarde, al grupo de Marcos Eguizábal, cuando el emprendededor bodeguero había cumplido ya 65 años y solo soñaba en calidad, en aprecio y en prestigio. Más o menos lo que rezaba el lema de la vieja firma, “Honradez y Calidad”. Es algo que tiene muy presente el equipo actual, desde el enólogo hasta quien recibe al público en la boutique de vinos, al final de la interesante visita enoturística. Una bodega actual La imagen de la casa, con su inconfundible fachada tras el jardincillo, la vidriera de rosetón, las salas abovedadas donde trabajan los 30 tinos y reposan las barricas podría dar imagen de inmovilismo. Pero es falsa. Detrás de ese amor a la tradición, de ese justificado respeto a más de un siglo de buen hacer, hay criterios enológicos y empresariales muy actuales. Por ejemplo, su adaptación a la ecología, al respeto al entorno, que le ha valido el certificado británico Global Standard, el aleman IFS y el ISO 14001 por su gestión medioambiental. La pulcritud reina en las históricas bóvedas, en cada rincón de una bodega que ocupa 60.000 metros. Las barricas se renuevan al ritmo de 2.000 anuales, y el catálogo de vinos crece con nuevas marcas, con un tinto profundo, frutal, especiado y muy moderno, en contraste con su clásica etiqueta que sirve de homenaje a los tiempos de la fundación de la centenaria bodega. Se llama Barón de Anglade, llena 14.000 botellas numeradas, y surge del equilibrio clásico de Tempranillo, Mazuelo y Graciano fermentadas a 24º C. Viene a redondear la línea de los vinos tradicionales, los Rioja Bordón, del crianza al gran reserva entre los tintos, y lo que supone la mayor originalidad de Franco Españolas, la fama y variedad de sus blancos. Primero fue el Diamante, que a lo largo de los años ha domesticado su dulzor original hasta la pura untuosidad, obtenida sin más que maduración de Viura y Malvasía procedentes de viñedos de más de 25 años, plantados en suelos con buena exposición al sol, de modo que se acomoda al gusto y a las armonías más actuales. Como una revolución, apareció el Viña Soledad, seco, fresco, pálido con reflejos verdosos, afrutado y equilibrado en acidez, pensado para acompañar. Para demostrar que en Rioja tambien pinta el blanco. La bodega está abierta, con talante anfitrión y didáctico, para aprender y disfrutar. Franco Españolas Avda. Cabo Noval, 2. Logroño (La Rioja) Tel. 941 25 13 00. Fax: 941 26 29 48 francoespanolas@francoespanolas.com www.francoespanolas.com