- Redacción
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- 2007-02-01 00:00:00
Yllera son ya tres bodegas, Rueda, Toro y Tierra de Castilla y León, pero sigue siendo una empresa familiar donde todos discuten y disfrutan cada detalle, catan los vinos, reciben visitas, comparten mesa y mantel y les ofrecen el hilo de Ariadna. En su pueblo natal, Fuente del Sol, nació la primera bodega donde se bautizó con el sobrenombre familiar, Los Curros. Se refundó en 1972 y se trasladó a la vecina Rueda, a la original bodega mudéjar, y después a la construcción de la actual, donde ha gozado de constantes ampliaciones y donde ha superado dramas como los dos incendios o la desaparición de una de sus cabezas visibles, José. Y todo gracias a la admirable tenacidad y capacidad de trabajo de Jesús Yllera, de la que hoy hacen gala sus hijos, Marcos y Carlos. El primer acierto fue adivinar las posibilidades de una uva local casi olvidada, la Verdejo. Así nació un vino descubridor que se convirtió inmediatamente en referente de la zona, el famoso Cantosan. Eran tiempos de experimentación, de consolidar inventos como los espumosos elaborados por el método tradicional, que hoy cubren con sus pupitres muchos pasillos de la cava. Invento fue también el tinto Yllera, elaborado con uvas de Ribera del Duero y adscrito a la D.O en su nacimiento, pero que tuvo que independizarse por su ubicación en Rueda, municipio no admitido por el Consejo Regulador. Control en la viña Partían de los viñedos de una cooperativa, nada menos que 500 has. en las que controlan su materia prima a base de contratos a largo plazo con los viticultores, con supervisión directa de todos los parámetros de calidad. A eso y a las 25 has. propias se sumó en 2003 la compra de una hermosa finca entre Rueda y Medina, La Capitana, con 55 has. que ya se han convertido en un moderno viñedo. La dirección de campo y enología corre a cargo de quien fue su asesor histórico, Ramón Martínez, hoy convertido en enólogo fijo y socio de una bodega con capacidad para elaborar 6 millones de kilos de uva (en la práctica actual son 4 millones), y 19 tipos de vino, y madurarlos en 12.000 barricas en rueda y 2.000 en la bodega de Toro, con lo que se haconvertido ya en la mayor bodega de envejecimiento de la zona. Un tesoro escondido Y es que su mayor riqueza no está precisamente a la vista. En pleno corazón de Rueda, detrás de la iglesia del pueblo, adquirieron en los años 70 varias cuevas subterráneas, excavadas a mano, que tras sufrir un feroz incendio hace cuatro años, con la pérdida de dos añadas completas de sus vinos espumosos, han restaurado y acondicionado de manera ejemplar. En el vientre húmedo y fresco de las cueva mudéjar del siglo XIV, a 15 metros de profundidad y en sus más de 3.000 metros de galerías, reposan en sus pupitres las Burbujas Cantosan. Acaban de adquirir otra antigua bodega contigua para botellero de crianza del Yllera Reserva, y de su última creación, el Yllera Dóminus, un vino de alta expresión elaborado exclusivamente con uvas Tempranillo de viñas viejas, criado en barricas nuevas de roble francés, de Allier, de grano fino y de distintas tonelerías, para aportarle una mayor complejidad. Más abajo se esconde un original atractivo para el enoturismo. A treinta y tantos metros de profundidad, y en intrincado recorrido de más de un kilómetro, Yllera muestra sus conocidos vinos a lo largo de un estudiado laberinto. Su particularidad, lo insólito, consiste en que se relaciona cada vino de la firma con un episodio del mito del Minotauro, asociando la cultura a un recorrido mágico por bodegas entrelazadas, íntimas unas, y espaciosas otras. Ante el figurado escenario del laberinto cretense, el visitante puede ir desarrollando el ovillo que Ariadna entregó a Teseo, siguiendo la hermosa leyenda, pasando el hilo por los rincones donde duerme cada vino y relacionándolos con la cultura en que han sido creados. La decoración es la propia bodega, la cueva, salpicada de murales y frescos explicativos para adentrarse por ese hilo que urde la fantasía entre la literatura y el vino, dos leyendas. Han sido cuatro años de trabajo hasta conseguir que los suelos sean uniformes y practicables y que los visitantes puedan disfrutar incluso de un comedor envuelto en misterio y vestido con pulcritud que invita a disfrutar los asados que humean en la chimenea y los vinos que se suceden en las copas: El frutal Cantosan, el intachable Yllera, su intenso hermano mayor, el Reserva o el Bracamonte. Y ahora el soñado Dóminus. Grupo Yllera Ctra. Madrid-Coruña, Km 173,5 47490 Rueda (Valladolid) Tel. 983 86 80 97 Fax: 983 86 81 77 grupoyllera@grupoillera.com www.grupoyllera.com