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René Barbier: Sabor Mediterráneo

  • Redacción
  • 1997-03-01 00:00:00

Pionera en el cultivo de Cabernet Sauvignon, la bodega sigue fiel al objetivo de calidad de su fundador

Su nombre está indisolublemente ligado al Mediterráneo, a los vinos de profundo aroma, intensos pero suaves, de paladar aterciopelado que encierra un sabor profundo y fresco.
Hace más de un siglo, en 1880, René Barbier, un viticultor francés de espíritu emprendedor y amplia visión de futuro, escogió las tierras del Penedés para establecerse en España cuando la filoxera arruinó sus viñedos. De Francia se trajo la técnica más avanzada en la elaboración y crianza de vinos tintos, un profundo conocimiento de las condiciones adecuadas para el cultivo de la variedad noble Cabernet Sauvignon, y el deseo de iniciar una nueva aventura enológica en un país donde la viticultura era y es parte esencial de su vocación mediterránea.
Pionera en el cultivo y elaboración de vinos a base de Cabernet Sauvignon, la bodega de René Barbier alcanzó pronto fama en toda la región.
Con el tiempo, la bodega pasó por diferentes manos hasta que, en 1984, se integra en el grupo Freixenet, que renueva las instalaciones, reordena el viñedo, ampliando el cultivo con otras variedades tanto blancas como Chardonnay y las tradicionales Macabeo, Xarel-lo y Parellada, como las tintas Merlot, Tempranillo, Garnatxa, Cariñena y Monastrell, lo que ha permitido a René Barbier ampliar su oferta con una serie de vinos de la gama media y alta que abarca desde los blancos, a los rosados y tintos.
Fieles al espíritu del fundador, que buscaba por encima de todo la calidad a precios competitivos, en René Barbier se cuidan con la máxima atención los viñedos, de cuya uva, en su punto perfecto de maduración, se nutrirá la bodega. Destacan, por ejemplo, las fincas de Can Guiñolas, en el término municipal de Mediona, con 80 hectáreas, la mitad de las cuales se dedican al cultivo de Cabernet Sauvignon; o Can Busquets, que forma con las fincas contiguas de La Morella y Freixaneda un conjunto vitícola de 116 hectáreas. Viñedos todos ellos de ladera, con orientación este-oeste, suelos pardo calizos, pobres en materia orgánica, a una altitud media de unos 400 metros sobre el nivel del mar, que pueden considerarse óptimos para el cultivo de calidad, y en los que se desarrolla el mejor Cabernet Sauvignon, verdadero señor de las uvas en René Barbier, y base de su mejor vino.

Apuesta por la modernidad

Si algo caracteriza a los vinos de René Barbier es su decidida apuesta por la modernidad, lo que en un bodega centenaria significa un gran impulso renovador. Este impulso se ha materializado no sólo en la ampliación y mejora de sus viñedos, o en el modernísimo equipamiento de la bodega, tanto en lo que se refiere a la maquinaria de vinificación, fermentación, estabilización, embotellado y envasado, como en la continua renovación del millar de barricas de roble americano de 300 litros de capacidad cada una que conforman su parque de crianza, sino en la propia concepción de los vinos.
En efecto, René Barbier fue una de las primeras bodegas que concibió el tradicional rosado como algo más que una bebida de verano, agradable pero anodina, sin pretensiones. Por el contrario, supo dar a su joven vino rosado la importancia que se merecía, resaltando sus aromas frutales, intensificando su color, y dotándole de cuerpo y suavidad en boca, lo que ha hecho que en pocos años se haya convertido en uno de los más famosos y cotizados.

Parte esencial de nuestra dieta

Fruto de esta exitosa experiencia, es la nueva línea de vinos blancos, rosados y tintos “Mediterraneam”, un auténtico hallazgo que se inscribe claramente en las tendencias actuales que valoran nuestra dieta como un camino seguro a la felicidad y la longevidad. Vinos alegres, sinceros de sabor, de aromas frescos y nítidos, compañía siempre agradable de la cocina mediterránea. La singularidad de su diseño se refleja también en sus etiquetas que reflejan con bellas ilustraciones el aire marino y luminoso que les inspira.
Pero donde René Barbier alcanza su mayor expresión y calidad es con los soberbios tintos de Cabernet Sauvignon, tanto crianza como reserva. Vinos profundos e intensos, de un claro perfil varietal, con los aromas complejos y cálidos de vainilla, los frutillos negros y rojos, y el buqué de los mejores tintos en los que el recuerdo de tabaco se aúna con las nobles notas de cuero, humo y cedro. La joya de una bodega con cien años plenos de vitalidad y dinamismo.


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