- Redacción
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- 2002-03-01 00:00:00
Bajo la dirección de José Mª Fonseca, Adegas Terras Gauda, pionera en el sistema de fermentación en barrica de roble, ha consolidado su liderazgo como elaboradora de vinos gallegos de máxima calidad
En Rías Baixas, donde la potencia aromática de nuestro mejor varietal blanco, la uva Albariña, con sus intensos aromas frutales a manzana y melocotón, impera sin contestación posible, había una asignatura pendiente que pocas bodegas se atrevían a afrontar: la fermentación en barrica de roble. Proceso de elaboración arriesgado, donde los aromas primarios del varietal se ensamblan con la aportación balsámica y tánica de la madera. El desafío ha sido afrontado con éxito por Adegas Terras Gauda -hasta hace poco Adegas Das Eiras-, una empresa vitivinícola que nace de la asociación de un grupo de agricultores, con 60 hectáreas de viñedos en Goián y As Eiras, y gentes de la “ciudad”, deseosos de dotar a Galicia de un blanco con proyección universal. Así nace un mito, el vino gallego con perfil internacional. Es el “Terras Gauda” Etiqueta Negra. La revolución del albariño
La grandeza del pionero
Equidistante entre Tui y la marinera A Guarda, plantada en las suaves lomas bañadas por la luz del sol de mediodía, en la ribera del río Miño, con la benéfica influencia del próximo mar Atlántico, crece una soberbia uva Albariña que, junto a la Loureiro y Caíño branco, conforman el conjunto de varietales autóctonos imprescindibles para elaborar un vino genuino de la subzona de Rías Baixas, O Rosal. Para muchos, el blanco más elegante y complejo de Galicia.
Pero, además, esta bodega supermoderna, construida en 1993, dotada de todos los adelantos en materia de fermentación a temperatura controlada, filtrado, frío y embotellado, ha sido pionera, de la mano de su entonces director y magnífico enólogo, José Hidalgo, y hoy de su discípula y colaboradora Ana Oliveira, en el sistema de elaboración típico de Borgoña: fermentación de los distintos varietales en barricas bordelesas de roble nuevo francés. Pioneros, con todos los riesgos que comporta, de esta especie de herejía consistente en dar a la magistral uva Albariño el toque ligero y sublime de la mejor madera. Los resultados han sido magistrales, lo que ha animado a otras bodegas de la Denominación de Origen Rías Baixas a seguir el ejemplo.
La empresa, bajo la dirección de Pepe Fonseca, Presidente del Consejo de Administración y máximo impulsor del proyecto, un hombre de espíritu cosmopolita, amante de la música -toca todos los jueves el saxo en una pequeña orquesta de aficionados al Jazz- ha logrado situarse en pocos años en un puesto de liderazgo, con una producción media cercana a las 700.000 botellas. Adegas Terras Gauda ocupa hoy un primer puesto entre los mejores y más avanzados vinos de España.
Una apuesta por O Rosal
La apuesta por O Rosal es tan radical que les lleva a dedicar el monovarietal de Albariño a la segunda marca, Abadía de San Campio, un vino injustamente eclipsado por su hermano mayor, el Terras Gauda que da nombre a la bodega. En efecto, se trata de un blanco más que notable, de aroma muy frutoso, fresco y rico en matices, potente en boca y largo en el postgusto, lo que le ha reportado numerosos galardones, como las medallas de Oro en Vinexpo (Burdeos), en el Concurso Mundial de Bruselas, o la más local de la Fiesta del Albariño que todos los años se celebra en Cambados (Pontevedra).
Frente a tan galardonado vino, el Terras Gauda, tanto en la versión joven, como el “Etiqueta Negra” fermentado en barrica, sólo puede lucir sus méritos a “botella descubierta”, porque no se presenta a concursos. Y ahí pocos blancos le ganan. Es una obra maestra de la elegancia y carácter, unidos por el sello común, que es divisa de la casa: la complejidad de aroma y la potencia del gusto.