- Redacción
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- 2004-02-01 00:00:00
A la marca estrella, Conde de Siruela, le ha nacido una robusta rama, un cuidado vino de autor que concentra la experiencia de la familia y de la marca y se traduce en la elite de sus vinos, aquí y en sus otras bodegas. Vuelve la paz. La relativa paz de las bodegas, el respiro después de la larga vendimia que aquí dura más de un mes, tras la afanosa elaboración y de la tensión diaria. La última cosecha ha sido extraordinaria, la uva equilibrada y plenamente madura ha hecho sus deberes: fermentó con cánones de libro y ya ha terminado la maloláctica. El vino está listo para pasar a la barrica, para empezar su educación superior. Y apunta maneras, y eso hace brillar los sonrientes ojos de Goyo. Goyo, el enólogo, forma parte de la casa, casi de la familia Frutos Villar, desde hace más de dos décadas, y es un puntal a la hora de asumir riesgos y disfrutar los éxitos. Lo hace con la sencillez y la tranquilidad de quien, simplemente, confía en su trabajo. Que no es poco, ya que ha de coordinar tcuatro bodegas en otras tantas Denominaciones de Origen: Cigales Viña Calderona), Toro (Muruve), Rueda (Morejona) y ésta de la Ribera del Duero, en La Horra, y otra más en Villalpando, Valladolid, adscrita a la mención genérica de Vinos de la Tierra de Castilla y León (Señorío de Balboa). Las bodegas han crecido, cada vez más autosuficientes, al ritmo de los viñedos y de la demanda creciente, y como un piña la familia ha derrochado ingenio y tesón para mantener el estilo propio de la firma en medio de la diversidad. Por ejemplo, con la nueva línea Elite que ha venido a bautizar lo más selecto de sus elaboraciones en cada D.O. y que se presentó solemnemente hace pocos meses en Madrid, en una fiesta memorable. La bodega Santa Eulalia, de la Ribera del Duero, donde nacen los tintos Conde de Siruela, es el resultado de una profunda reestructuración y restauración, ya que se basa en una bodega de los años 50 que la familia adquirió en 1988 y donde, pioneros en la región, empezaron a criar en barricas, destacando como una isla en un mar de claretes jóvenes. Una cosecha excepcional El impulso, un riesgo asumido por una larga experiencia, llegó de manos de una marca y una empresa familiar reconocidas en la región desde hace un siglo, y que dispone de uva propia y controlada que garantiza una estabilidad -cantidad y precio- a resguardo de la competencia y de la locura especulativa de esta zona en auge. En esta excepcional cosecha se han elaborado 630.000 litros. Es su bodega más pequeña pero, por el prestigio de la D.O., la niña más mimada. La reestructuración pasó por sustituir los depósitos de cemento por otros de acero y control de fermentación; por investigar, con la Universidad de Valladolid, aromas, levaduras, crianzas; por hacer crecer el parque de barricas bajo un cerrillo que asegura la temperatura conveniente y constante. Porque los viejos muros de adobe se conservaron como perfecto aislamiento. El cuidado es exquisito porque aquí se imprime el sello de la casa. Incluso los vinos llamados jóvenes reciben la caricia de la madera nueva durante algún mes. En una perfecta simbiosis, se domestican, a la vez que envinan, los toneles, el 25% que se estrena cada año, para así sustituir completamente el parque cada cuatro. Los dos vinos estrella, el Riberal y el Conde de Siruela, se elaboran con la misma variedad de uva, se crían en el mismo roble francés (30%), el mismo tiempo, el que pida el vino para crianza o para reserva. Las diferencias en la copa solo reflejan sus pagos de origen y, quizá, la plantación en vaso o en espaldera. No distinguen calidad, que es siempre la más alta, sino gustos, preferencias, terrenos más o menos secos y aromáticos, vertientes más o menos soleadas... El tiempo hace el resto porque el catálogo de Conde de Siruela se extiende desde el vino joven al alto de gama con firma de autor, con una excepcional selección de pagos, viejas cepas y uvas. Las tres ramas familiares son ya la cuarta generación de bodegueros. Se vanaglorian de haber recibido de la generación anterior la solidez de un negocio y una imagen, y se esfuerzan en repulirla con investigación permanente y honradez. Sin prisas, sin lanzamientos espectaculares sino más bien preservando día a día la política secular y duradera de la casa: aquilatar calidad y precio. Acercar el vino, los buenos vinos, a las mesas que los sepan disfrutar y no a los escaparates inalcanzables. La técnica de vinificación ha cambiado, y mucho, pero la filosofía del abuelo Frutos sigue inmutable. Bodegas Santa Eulalia C/ Malpica s/n 09442 La Horra (Burgos) Tel y Fax : 947 54 20 54 E-Mail: frutosvillar@eims.es