- Redacción
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- 2014-03-04 15:21:44
Florentino y Pablo, los abuelos, ya heredaron o vieron plantar las cepas más viejas. Florentino hijo dio nombre al vino y hoy, aunque ya jubilado, acude puntualmente a vigilar y gozar de la labor de sus cuatro hijos, Pablo, Rodolfo, Ismael y José Miguel. El Señorío ha crecido, desde la venta local de pellejos hasta la exportación, y se ha desdoblado en dos bodegas, pero la familia sigue con los pies en la tierra, en sus viñas.
Camino de Santo Domingo, 27
26340 San Asensio (La Rioja)
Tel. 941 457 171
Carretera N-120, Km. 41
26257 Hervías (La Rioja)
Tel. 941 420 151
bodega@villarrica.es
www.villarrica.es
Siempre han dedicado todo su esfuerzo al propio vino, derrochando su conocimiento y su hacer cotidiano en pos de la perfección. En realidad para eso se creó la nueva sede, en Hervías, en tierras excelsas de la Rioja Alta y al modo château, es decir, con la bodega presidiendo la viña, la Finca La Plata, para seguir puntualmente su evolución, para descubrir precozmente el más mínimo problema, cualquier carencia, para que la vendimia llegue perfecta, inmediatamente, a la bodega, y seguramente, en el fondo, para disfrutar con la satisfacción de esa visión cambiante, de las temporadas, de las estaciones, de los colores, desde el follaje y la discreta floración de primavera hasta el envero y la plena madurez. Y es que, antes que bodeguera, la familia fue viticultora. Y eso marca.
La nueva bodega
Todo por el vino. El emplazamiento, la sobria construcción y cada detalle del utillaje ha sido pensado para hacer mejor el vino, porque esta casa se planificó para dedicarla exclusivamente a la crianza, a los reservas y vinos especiales. Por eso se rodearon de materiales nobles, de buena piedra y madera. Y para muestra, los 40 pequeños depósitos con capacidad para 6.000 litros y los 12 tinos de roble de 12.000 en los que descansa la gama Señorío de Villarrica -Crianza y Reserva-, cuyas uvas se vendimian a mano y llega a la bodega en un volquete vibrador que las vierte con delicadeza, para que no caigan de golpe, para que no se rompa un solo grano. La selección manual hace el resto.
Para las elaboraciones más mimadas, las microvinificaciones de Marvellous y Delicia de Baco, la uva llega en pequeñas cajas y se deposita en 10 tinos de roble francés de apenas 2.000 kilos. La temperatura se controla a base de circuitos internos de recirculación de agua. La extracción se realiza a base de bazuqueos manuales para cuidar que los hollejos siempre estén sumergidos y en contacto con el mosto.
Entre una cosa y otra estamos a finales de mayo, el momento de que entren en su cuna de crianza. En barricas de roble francés distribuidas en una sola altura, para que la influencia de la temperatura y humedad sea idéntica en todas y también para tenerlas a mano, para vigilar cualquier cambio.
Y cuando llegue su hora -los Crianza después de entre 12 y 14 meses y los Reserva, entre 18 y dos años-, pasan a botella. Delicia de Baco y Marvellous se apilan en ese verdadero joyero que es el botellero translúcido de mármol onix. Los tiempos en botella los marcará la suavidad del vino. Es decir, saldrán cuando estén suaves y agradables, perfectos.
Un catálogo caprichoso
Los vinos de vocación joven siguen elaborándose como siempre en San Asensio, proceden de sus viñas de San Asensio, Briones, Haro y Sajazarra, que completan sus 150 hectáreas.
Juntos componen un surtido apto para cada día, desde el acompañamiento de la mesa diaria hasta la fiesta mayor. Incluso, aunque la pasión de la casa es por la Tempranillo, hacen un blanco y un rosado de Viura y Garnacha. Y en la misma serie -Villarrica-, un alegre y frutal de maceración carbónica, un potente crianza que alterna roble americano y francés y promete durar mucho tiempo, además de los golosos Reserva y Selección Especial.
Los altos de gama son la saga Delicia de Baco, blanco y tinto, el exclusivo Marvellous, del que únicamente salen al mercado 3.500 botellas, y el elegante Selección Familiar, pleno, envolvente, con un delicadísimo recuerdo de madera.
¿Vinos para todos los gustos? No. Solamente para el buen gusto, mimados para gustar.