- Redacción
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- 2014-04-29 10:07:29
Se trata de una bodega ejemplar dentro de una Denominación de Origen igualmente ejemplar, donde trabajan en sintonía y con idéntico entusiasmo bodegas, alojamientos, establecimientos y ofertas de actividades de turismo y enoturismo, viticultores históricos y jóvenes y el propio Consejo Regulador con acciones estimulantes de promoción o impulsando la recuperación de variedades olvidadas y la incorporación de otras que se han adaptado perfectamente a la zona.
En la evolución de esa joven D.O., en el somonte de los Pirineos, Enate ha tenido un peso muy importante, revolucionario. Desde su fundación, desde su primera vendimia en 1992, tanto la imagen de la bodega y su entorno como los propios vinos son viva imagen de modernidad y de cuidado por cada detalle, desde el campo hasta la etiqueta, desde la viticultura hasta el arte que envuelve la casa y cada botella.
El viaje del vino
La primera elección en ese sentido fue la propia bodega, un ejemplo de arquitectura contemporánea que se ha desarrollado en dos etapas, la inauguración en 1993 y la ampliación cuatro años después. El autor es el arquitecto Jesús Manzanares, que supo imprimir alma a un edificio industrial, a base de curvas y volúmenes, de luz y espacios sorprendentes, que se integra y refleja con máximo respeto en el entorno, los cielos pulcros y brillantes, la tierra rojiza. Así consiguió que el recorrido de la uva al vino siga un proceso natural y que los visitantes puedan acompañarle en ese camino mágico, desde la recepción y el despalillado a la zona de elaboración y la majestuosa sala de guarda, donde duermen plácidamente 4.000 barricas, de las que 70% son de roble francés y el resto americano.
Por allí pasan sus nueve vinos tintos, los coupages de Crianza, Reserva y Reserva Especial, los varietales de Merlot, Syrah-Syraz, Cabernet, la clásica combinación de Cabernet y Merlot, el alegre Tapas y, en cosechas muy especiales, el excelso Uno.
Los blancos son monovarietales de Gewürztraminer y Chardonnay, con uno fermentado en barrica que es la estrella de la bodega, con su perfecto equilibrio de fruta y madera, la impronta de sus lías y del roble comedido, intenso en la nariz, goloso y largo en boca, que le ha valido innumerables premios internacionales.
Vino y arte
El Chardonnay en barrica está vestido por Antonio Saura; y es que las etiquetas de Enate son obras originales de los más importantes pintores contemporáneos -Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Rafael Canogar, Pepe Cerdá, Antonio Saura, José Manuel Broto, Salvador Victoria, José Beulas o Gustavo Torner...-, que se pueden contemplar, entre otras 100, en la sala de exposiciones que es la guinda del edificio y de la visita.
Esa pasión por el arte los lleva a elegir, para las presentaciones públicas de sus vinos, espacios relacionados con la pintura, como en el museo Thyssen de Madrid, el MACBA, la Fundación Tàpies de Barcelona o en el IVAM de Valencia.
El principio, la tierra
Para llegar a estos vinos y estos reconocimientos, Enate cuenta con 500 hectáreas de viña propia. Las 100 más recientes han nacido de tierra virgen que cubrieron con un metro de otra enriquecida exclusivamente con abono orgánico. Se ara, se rotura y se deja reposar hasta la plantación. Entonces, dos jinetes sobre una mágica máquina van depositando en surcos perfectos los vástagos parafinados, libres de cualquier contaminación, al tiempo que la sembradora deposita junto a su raíz un par de litros de agua. Y así hasta el horizonte. Después se colocaron los palos y las redes de la espaldera y las varitas de caña para enderezar los tallos. Y nada de productos químicos para matar las hierbas, sino una reja con sensor para que no dañe la planta ni las raíces.
Es el principio de una viticultura de precisión que paso a paso cuenta con el seguimiento meteorológico y de la humedad del suelo, el uso de sistemas de información geográfica y GPS, así como la utilización desde 2006 de imágenes por satélite.
Es también el reflejo de una filosofía rigurosa de respeto al medio ambiente y de la búsqueda de vinos de calidad que los ha llevado a reducir la producción de uva por hectárea y a perfeccionar las condiciones y los procesos de vendimia, consiguiendo que la uva llegue a bodega en menos de una hora. Las mismas condiciones exigen de los viticultores propietarios de otras 100 hectáreas que la bodega controla.
Con estas premisas, el prestigio de sus vinos llega a 48 países europeos y a buena parte de Asia y América, que representan el 30% de su producción y más del 30 % de las exportaciones del Somontano.
En el otro sentido, el de vuelta, los visitantes acuden a la bodega para admirar el espacio, las exposiciones y adentrarse en el mundo del vino y, cómo no, en las copas a través de catas guiadas o degustaciones en la preciosa tienda.
ENATE
Avenida de las Artes, 1
22814 Salas Bajas (Huesca)
Tel. 974 302 580
bodega@enate.es
www.enate.com