- Redacción
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- 2014-09-02 11:25:37
La historia de los vinos de Rueda es tan larga como interesante y variada. Y lo sorprendente es que siempre ha ido acompañada del favor del público, del éxito comercial. La fama los persigue, desde los siglos en que el bebedor apreciaba sus vinos rancios, oxidados al sol en damajuanas de cristal, hasta hoy, cuando con dos uvas emblemáticas Aura elabora blancos inconfundibles que son un prodigio de aromas, un generoso regalo de sabor y tacto en el paladar.
La D.O. Rueda actual se ha convertido en puerto de destino obligado para todas las marcas importantes de este país, para todos los elaboradores de vino que, con buen criterio y generosas inversiones, han conseguido asentarse en la región.
Aura lleva allí desde los años noventa, aunque la bodega, de nuevo cuño, se alzó justo a principios de este siglo. Es un gran edificio al estilo tradicional, de ladrillo rojo y dinteles blancos, relucientes, que aportan un toque de alegría a su sobriedad. Es, ante todo, una obra eficaz, pensada para su fin: hacer y conservar el vino en condiciones óptimas. Crear vinos de alta expresión.
La moderna enología
Pero antes que la bodega ya estaban sus viñas. Las más antiguas han cumplido un cuarto de siglo, y esa madurez vital es un aporte de estructura y consistencia para sus vinos. Una solidez que se complementa, se aligera y se refresca, con la vendimia de parcelas más jóvenes, las que añaden un carácter muy frutal y la generosa explosión de aromas.
Antes, también desde 1990, ya estaba allí la enóloga, Teresa Rodríguez, enfrascada por entonces en el laboratorio de la Estación Enológica de Castilla y León.
Desde el año 2000, es la Responsable de Enología y Producción en Bodegas Aura, una labor que compagina desde 2007 con su desempeño en Bodegas Tarsus, en Ribera del Duero, ambas pertenecientes a Pernod Ricard Bodegas, y con su puesto en el comité de cata del Consejo Regulador de Rueda y de Certificaciones de Castilla y León. Sin abandonar las tareas técnicas, su dedicación en la bodega revela ahora, ante todo, conocimiento y amor por la uva.
Los viñedos se han clasificado concienzudamente en parcelas diferenciadas para aportar al vino la personalidad del terruño. Se distribuyen a unos 730 metros de altitud, expuestos a largos y fríos inviernos y a veranos muy calurosos con grandes diferencias térmicas entre el día y la noche, lo que contribuye a alcanzar un gran equilibrio en el desarrollo biológico de la uva. Además de la autóctona Verdejo, cultivan Sauvignon Blanc que, tanto en monovarietales como en coupage, dota al vino de elegancia y finura, de acidez y frescura.
Vendimia al caer el sol
Para que esa materia prima conserve sus mejores características, la vendimia se realiza de noche, precisamente cuando desaparece el aura luminosa que, al amanecer y cuando el sol se pone, envuelve los racimos y ha dado nombre al vino. Aun así, cuando la uva llega a la bodega, se enfría y se somete a una prolongada maceración antes de la fermentación para extraer y preservar todo su potencial aromático.
Para perfeccionar su cuerpo, cuando termina la fermentación, se guarda un tiempo con los restos de las levaduras que han producido la fermentación (lías); así, gana volumen en boca y completa lo que se ha dado en llamar alta expresión, una riqueza, una plenitud que ha recibido reconocimientos como el Baco de Oro Cosecha 2013, la Medalla de Oro en el Concours Mondial de Bruxelles 2012 o el reconocimiento con 93 puntos en la Guía Gourmets.
Nace una joya
Junto a este Aura Vendimia Nocturna, acaba de ver la luz otro especial ente soñado y mimado. Se trata del Aura Selección Parcela Avutarda.
Porque cuando amanece, en Aura se disfruta de un espectáculo único. El planeo de las bandadas de avutardas surca el cielo del viñedo más especial de la bodega, en el que nace esta exclusiva edición limitada de 2.500 botellas. La viña crece a 780 metros de altitud, con unas características que la hacen muy especial, como su disposición en el terreno o su marco de plantación, más denso de lo habitual en la zona. Estas particularidades favorecen vides pequeñas, de baja producción y, en definitiva, un vino de mayor expresión y gran equilibrio. El trabajo sobre las cepas es minucioso para conseguir que los racimos queden poco expuestos a la luz solar pero aireados, lo que permite alcanzar una maduración plena. La vendimia es íntegramente manual, en pequeñas cajas para preservar al máximo la calidad de la uva. La crianza, en barricas nuevas de roble francés, americano y húngaro, se prolonga entre cuatro y cinco meses, enriqueciendo el perfil aromático. Y la crianza sobre lías le ayuda a conseguir volumen y untuosidad en boca.
Con esos mimbres, la cosecha 2013 se ha convertido en un armónico ensamblaje de Verdejo y roble, el vino más elegante, refinado y exquisito de la bodega. Pleno en matices, serio y complejo, aunque sin perder las características de la Verdejo.
El oro de los racimos ya brilla en la cepa, la vendimia apunta, así que es buen momento para conocer el aura, para brindar con Aura frente a un menú posvacacional. Y dónde mejor que en la propia bodega, abierta al enoturismo.
Bodegas Aura
Autovía del Noroeste Km. 175
47490 Rueda (Valladolid)
Tel: +34 983 868 286
www.bodegasaura.com