- Redacción
- •
- 2014-12-03 10:04:56
Hay que poner esa voz que tú sabes, susurrante, sensual, tentadora.... “Vamos, no te resistas, una ensalada de corazones de langostinos con brotes tiernos, copas de buenos vinos, una lluvia corporal de agua marina sobre nosotros dos, y al día siguiente, envueltos en un mullido albornoz, un desayuno mediterráneo... Vale, vale, no te digo más. Vámonos a Arzuaga”
Más que una bodega, más que una habitación con vistas, más que una cena romántica, más que un spa con vino o un masaje relajante... la escapada a Arzuaga es una experiencia sensual, un regalo inolvidable para todos los sentidos. Y compartirla es la guinda.
La familia Arzuaga Navarro fue visionaria en la apuesta por el enoturismo. Claro que jugaban con ventaja, con el conocimiento en vivo y en directo del lugar, de sus vinos, de sus encantos. Durante años gozaron en la intimidad familiar de la Finca La Planta, compartiendo con los amigos los paseos entre las encinas, la paz, el silencio, el canto de los pájaros o acechando emocionados la berrea de los ciervos en busca de pareja.
Compartir es vivir
Por fin, a mediados de los años noventa, cayeron en la inevitable tentación de una viña propia, de una bodega al gusto personal, de un vino con su firma. No en vano La planta, con sus 1.400 hectáreas, está situada en el corazón de la Milla de Oro de la Ribera del Duero, cerca de Valladolid, a un paseo desde Madrid, y desde luego, en uno de los territorios más excepcionales para elaborar vinos de calidad en este país. Para la viña se buscaron los terrenos idóneos, suelos y orientaciones adecuados y diversos para que la uva Tempranillo exprese todos sus matices y componer así, con esas notas, un catálogo de vinos distintos, para cada ocasión, pero siempre con una excelsa calidad.
En busca del vino
La bodega se alzó cerca del río Duero, al pie de la carretera que une Soria con Valladolid. Su estructura arquitectónica está construida en piedra sólida y rústica, al estilo local, y la composición de la obra evoca recuerdos monacales gracias a sus arcadas, torres y al campanario coronado por una veleta. Merecía la pena darla a conocer y, para eso, bajo las arcadas del frente nació inmediatamente un restaurante donde disfrutar del vino sobre la mesa, acompañando la cocina tradicional castellana o las creaciones más actuales del chef.
Y, en buena lógica, comida invita a siesta, cena invita a sueño... y llegó el hotel. Hoy son dos edificios anexos, aquel tradicional, de buenas maderas, alfombras mullidas y lujo discreto, y el más moderno, confort de 5 estrellas nacido al reclamo del magnifico spa donde el agua deja espacio al vino, a los tratamientos a base de sus secretos antioxidantes, rejuvenecedores, vitalizantes.
Tiempo sin tiempo
Para disfrutar plenamente la visita conviene contar con un fin de semana. Llegar cuando cae la tarde, a esa hora en que el campo, la viña invernal, se tiñe de azul sobre las hojas rojizas o las cepas desnudas. Cuando el sol se pone y si el río está cerca aún brillan sus aguas oscuras. Cuando el cuerpo pide refugio, calor de interior, quizá una chimenea.... Relax, relax, una copa de bienvenida, una cena que se alarga en el bar o un hidromasaje en el amplio baño con el minibar libre obsequio en la habitación...
Y los días siguientes se alternan entre la visita a la finca, donde da la bienvenida una impresionante encina milenaria, el recorrido guiado por la bodega, con cata de los vinos más representativos a las horas de almuerzo y cena y siempre, a cualquier hora, un alto en el camino para degustar a flor de piel los tratamientos de enoterapia o simplemente el pleno abandono que es flotar en el balneario o dejarse arrastrar por sus corrientes, ahora delicadas, ahora vivificadoras, ahora cosquilleantes. Relax, relax.
A su medida
Desde el primer momento, la oferta enoturística de Arzuaga ha cuidado los más mínimos detalles para adaptarse a los gustos de público y ocasiones muy diferentes, desde fiestas comunitarias, celebraciones, escapadas familiares o regalos de empresa... Pero, bien mirado, la especialidad de la casa, tanto por el entorno como por las instalaciones, son las tentadoras escapadas en pareja, dejando atrás la prisa y los deberes cotidianos. De ahí que alguna de sus ofertas más atractivas se bauticen como Paquete Romántico o Descanso entre Viñedos, progamas que, sin presionar, sin apurar el tiempo, proponen actividades y pasividades para un par de días o un largo estar. Hay para elegir, pero en el fondo siempre está la imagen de los grandes vino de Arzuaga, de los brindis con estos Ribera del Duero elaborados con mimo y conocimiento que han visto nacer a su alrededor esta tentación llamada enoturismo.
Vale, vale, no te digo más. Vámonos a Arzuaga.
Bodegas Arzuaga Navarro
Ctra. N.122 Aranda-Valladolid, Km. 325
47350 Quintanilla de Onésimo (Valladolid)
Tel. 983 681 146
www.arzuaganavarro.com
www.hotelarzuaga.com