- Redacción
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- 2016-07-22 15:54:34
Vino de viticultores, de cosecheros. Vino de iglesia o de aristócratas terratenientes. Vino de burgueses. Vino de constructores forrados. Vino de románticos ecologistas. Esta viene a ser la saga histórica del panorama vinícola de la Ribera del Duero. Hasta que hoy cobra un talante cosmopolita con la incorporación de Ping Xu, un hostelero chino amante del vino con experiencia en España y con conocimiento para exportar. Pero lo primero es hacer el mejor vino.
El desembarco de este potente grupo de restauración en la famosa Denominación de Origen ha sido la comidilla en los medios económicos y vinícolas y una comentada sorpresa en el vecindario donde, a pesar de su extensión y su crecimiento constante, todo el mundo del gremio se conoce.
Además, la decisión y la puesta en marcha del proyecto fue tan veloz, tan inmediata, que a los propios protagonistas les parece un sueño. O mejor, la realización de sus sueños, ya que, de forma casi premonitoria, el otro protagonista, la otra parte contratante, la otra pata de este sólido proyecto, Cote (tumbado sobre las viñas en la foto que abre este reportaje), el enólogo que se ha responsabilizado de la bodega, habita en ese pueblo segoviano que parece de fábula llamado Aldeasoña.
Un encuentro fructífero
Veamos cómo sucedió todo. Después de 20 años elaborando vinos para diferente bodegas y empresas -Convento de San Francisco, Bodegas Aldeasoña...-, Cote, es decir, el conocido enólogo Javier García, se había refugiado allí para entregarse por completo a sus vinos.
Por otro lado, Shu Ping Xu, el fundador y director del grupo hostelero La Dehesa, que tiene grandes restaurantes en Madrid y alrededores -el último, un gran asturiano, pero asturiano auténtico, en Las Tablas- llevaba casi tres años rondando por diferentes zonas vitivinícolas con la idea de una bodega propia. Hasta entonces se dedicaba a exportar a China, con conocimiento, criterio y notable éxito, vinos españoles y franceses de calidad. Incluso a abrir restaurantes españoles allí y a dar formación de cata de vinos en su precioso castillo medieval, junto a un lago. Un enclave idílico. El siguiente paso era lógico: elaborar y vender su propio vino.
Y enconces llegó el encuentro, un auténtico flechazo. En plena vendimia de 2013 y precisamente el día del cumpleaños de Cote, que es el 2 de octubre, se presentaron, compartieron sus ideas y a las 48 horas estaban construyendo un vino de esa cosecha y firmando las bases de Alilian. Los teléfonos echando chispas, los coches quemando rueda, y uno por uno los profesionales precisos se iban sumando al puzle. Incluso los toneleros, que suelen tener el ritmo pausado de sus árboles, de sus bosques, aceptaron la vorágine y el lema del proyecto: Creadores de sensaciones. Todos respondieron con tal entusiasmo compartido que sirvió para dar el nombre a uno de los vinos recién nacidos: Buenagente.
El amanecer de una estrella
El 8 de octubre, menos de una semana después del primer encuentro, ya podían recibir uva en una bodega alquilada en Moradillo de Roa. El vino salió estupendo, el proyecto funcionaba y con esa base empezaron a buscar bodega propia. La encontraron a tres kilómetros de Aranda de Duero, una excelente situación estratégica, con facilidad de comunicación y un viñedo bien cuidado. Pertenecía a Páramo de Fresnedo, un proyecto en ciernes, de modo que no contaba casi con infraestructura. Eso permitió vestirla tal y como necesitaban, con los medios precisos para producir vinos de alta gama. Por ejemplo, con una cámara de frío de 120 metros cuadrados, de hormigón, para que toda la uva se mantenga a 2 o 3º C antes de la elaboración. La viña empezó con 3,5 hectareas prefiloxéricas de esa variedad de Tinta del País llamada Aragonés, que es uno de los puntales de su producción más original.
La bodega se bautizó con la unión de dos palabras chinas: Ali, que significa primera vez, y Lian, que es la aurora, la primera luz. También es un juego de palabras con Xu Liang, el hijo de Shu Ping, que comparte con Cote la dirección y el día a día de la bodega. Es un joven que nació en España, se formó en enología y defiende aquí y allí los productos y vinos españoles. Con ese tándem, la bodega, el campo, cada fase de elaboración, funciona con un equilibrio de culturas lleno de sentido común. Por ejemplo, a la hora de elegir las barricas, el equilibrio de roble francés (85%) y americano. O en sus coqueteos con la biodinámica, ya que, aunque sin principios estrictos, practican un respeto profundo a la naturaleza, a sus tiempos. Así consiguen después, por ejemplo, que un vino se mantenga sano, sin ataques, con perfecta acidez y expresión a lo largo de ocho meses de crianza sobre lías.
Los vinos que vienen
De la combinación de variedades de uva, situación de viñedos y maderas de guarda se están gestando hasta 80 posibles vinos, de los que ya son una realidad la potencia especiada de Buenagente 2013, la delicadeza balsámica y el paladar de terciopelo de Camino del Abuelo 2013 y la fruta descarada -moras, como su nombre indica- de Prémora 2014. Son la confirmación de que Alilian, que ya sitúa sus vinos en China y Puerto Rico, tiene mimbres para lo más difícil: ser profeta en su tierra, en esta tierra. Deslumbrar en la Ribera.
Bodegas y Viñedos Alilian
Carretera de la Aguilera, Km 3,5
09400 Aranda de Duero (Burgos)
Tel. 947 506 659
www.bodegasalilian.com